Cómo la última generación está cambiando el rostro público del catolicismo – a mejorSe ha escrito mucho sobre los Millennials, la generación nacida en los años noventa u ochenta hasta el nuevo milenio, de ahí su nombre. Se pueden encontrar artículos sobre sus puntos de vista políticos, sus hábitos laborales y sus tendencias de consumo. Se pueden también encontrar quejas de los Millennials para los cuales estas discusiones no se aplican a ellos.
La generación del Milenio no es muy religiosa, y cuando lo son los Millennials no son muy ortodoxos, pero en lugares como el Benedictine College, donde trabajo, se encuentra una versión híbrida: “Los indomables Milennials católicos”.
Son realmente católicos indomables. Son también verdaderos Millennials. Su religión no borra la cultura de su generación más de lo que su cultura no borre sus convicciones religiosas.
¿Cómo son?
Se podría conducir un estudio más formal, pero observarlos de cerca en el campus de la universidad y preguntarles sobre su futuro convalida una teoría que defiendo: sus rasgos de Millennials transforman su catolicismo y viceversa de manera tal que pueden probablemente hacer grandes cosas por la Iglesia.
Algunas observaciones
Los Millennials se consideran especiales; eso significa que los indomables Millennials católicos consideran especial su identidad católica.
Quizá los Millennials ven abrazos donde no hay porque han sido abrazados mucho. Desde la infancia se le enseñó que son especiales. Sus buenas cualidades han sido apreciadas y celebradas, las malas cualidades disculpadas y puestas de lado. Los medios de comunicación sobrealimentan este ser especial, permitiendo a cada uno de ellos construir un universo en línea con ellos al centro. Es narcisismo virtual que se vuelve fácilmente narcisismo real.
Pero los indomables Millennials católicos tienen algo más: una confianza en su fe que mis coetáneos nunca tuvieron. Nunca nos sentimos a gusto cuando éramos diversos de la cultura vigente. Los Millennials son especiales, por lo cual tienen el permiso de ser diversos.
No se limitan a aceptar su identidad católica: la gestionan. Crean Tumblrs y vitrinas Pinterest llenas de arte católico y citaciones católicas. En sus cuentas Instagram comparten fotografías de iglesias y estatuas junto a las de los amigos y atardeceres.
He visto esta sólida actitud en relación a la identidad católica cuando estábamos realizando un video para el Benedictine College en una sala. De manera inesperada, un grupo de estudiantes se reunió en la sala y comenzó a rezar el Rosario. Cuando frecuentaba una universidad católica “indomable” en los años 80’s, también nosotros rezábamos el Rosario…en nuestras habitaciones. Pienso que habría sido muy tímido para rezarlo “en público”. No sabíamos que nuestra identidad católica era especial.
Los Millennials están protegidos; quiere decir que los indomables Millennials católicos buscan refugio en Dios.
Muchos Millennials han vivido toda su vida bajo una supervisión. En la universidad eran muy concientes del gran envolvimiento que muchos de sus papás tenían en sus vidas. La definición “padres helicóptero” no hace justicia: se trata de “padres buldócer”, que nivelan cada obstáculo en el camino de sus hijos.
Eso puede “congelar” un Millennial cuando los padres abandonan inevitablemente la escena. Los indomables Millennials católicos no son diferentes.
El Blogger católico John Lim escribió acerca de la tendencia de su generación para definir la pasividad “discernimiento”.
“Antes de hacer cualquier cosa, debemos discernir”, afirmó. No es una idea falsa, sino que la hemos asumido al punto que discernimos sobre el discernimiento. Está atormentando nuestra generación y está evitando que sigamos verdaderamente la voluntad de Dios en nuestra vida”.
Otro Millennial me la resumió así: “Para nosotros, la adoración y la misa son excusas legítimas para usar para no hacer las cosas”.
Veo cómo esto pueda ser un problema: pensar demasiado en aquello que Dios quiere, ir a misa y adorar demasiado a menudo. Pero lo considero un problema positivo.
A mi generación siempre se le ha pedido pensar en las consecuencias de sus acciones; estas personas lo están haciendo realmente.
Un docente del Benedictine College me contó de un encuentro que se llevó a cabo en una sala de conferencias de la universidad. Al finalizar el encuentro encontró a 85 estudiantes amontonados en el corredor que esperaban. Habían organizado un grupo de discusión informal sobre la castidad…y habían aparecido docenas de estudiantes.
Son claramente muchachos y muchachas que quieren hacer elecciones positivas.
Bien por ellos.
Conectados.
Ser supervisados constantemente no vuelve seguramente concientes, sino orientados.
Mi generación ha sido una de niños abandonados a sí mismos.
Volvían de la escuela y nos reuníamos con otros niños si estábamos en casa cuando llamaban o tocaban a la puerta.
Los Millennials han crecido juntos en los encuentros de juego, compartiendo las actividades después de la escuela y el deporte. El paradigma de los medios de comunicación – encontrarse y chatear en un forum semi-público – no es un fenómeno nuevo para ellos, sino sólo un modo diferente de hacer aquello que estaban ya haciendo. Los Millennials católicos indomables están usando estas tecnologías para conectarse con Dios…y presentarle a otras personas.
“Estoy en ipads y iphones antes, durante y después de la misa…orando con la liturgia de las oras y las lecturas”, mi dijo un Millennial. “Las discusiones de apologética están donde quiera, siempre en línea”.
Si se pide a una generación precedente de católicos indomables qué significa ser católico, podrían citar la política o las prácticas religiosas personales. He hecho esta pregunta a siete Millenniales católicos indomables diferentes, y cada uno de ellos me ha respondido: “Evangelización”.
Me parece una respuesta mejor.
Los Millennials deben sentirse apreciados. Y también los Millennials católicos indomables…
Un tweet desde la Plaza San Pedro me ha impresionado porque capturaba el espíritu de los Millennials católicos indomables: “La larga vuelta del papamóvil parece una abrazo de Benedicto XVI a todos nosotros presentes aquí en la plaza”.
Obviamente era conmovedor ver el gesto de apreciación del Papa…pero ¿por qué debe ser un abrazo?
La necesidad de ser advertidos, apreciados y contactados a nivel personal es una característica fundamental de los Millennials.
A veces son llamados Trophy Kids – por los trofeos que reciben independientemente del hecho que ganen o no y porque sus padres los consideran trofeos.
El deseo de ser reconocidos puede ser problemático cuando se busca la aprobación de un mundo cada vez más oscuro. Demasiados jóvenes han querido sentirse abrazados por las personas equivocadas. Cuando se busca sentirse abrazados por el Papa..quizá no es tan malo.
De cualquier manera, así como los Millennials pueden asustarme por algunas de sus características, los Millennials católicos indomables me llenan de esperanza para el futuro de la Iglesia. Se que no son perfectos. Pueden ser superficiales y su ética laboral necesita mejorar, pero más allá de los defectos están las virtudes que contrapesan la totalidad: insisten en la autenticidad, la transparencia y la sinceridad; son compasivos, curiosos y tienen la mente abierta.
Nos sorprenderán por lo que son capaz de hacer.