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Hoy celebramos también a… Beata hermana dominica Julia Rodzińska

auschwitz

© Mirek HEJNICKI / SHUTTERSTOCK.com

Gerardo Rodríguez - publicado el 20/02/14

Hoy es el aniversario de esta monja dominica que ayudaba a las judías moribundas en un campo de concentración

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Nació el 16 de marzo de 1899 en Nawojowa cerca de Nowy Sącz. Fue bautizada con los nombres Estanisłaba María Josefa. Su padre Miguel era organista. También trabajaba en una caja de ahorros y en la oficina de la ciudad. La familia contaba con cuatro hijos, además de Estanisłaba. Cuando ella tenía 8 años murió su madre y dos años más tarde su padre.

Después de la muerte de sus padres, las hermanas dominicanas se en cargaron de ella en un convento cercano. Allí terminó la escuela y luego emprendió estudios de docencia en Nowy Sącz que interrumpió al comenzar su formación monástica en Wielowieś. El 3 de agosto de 1917 recibió el hábito y un nuevo nombre: María Julia. Desde el 4 de septiembre de 1918 retomó sus estudios de docencia en Cracovia donde recibió su certificado de bachiller (licenciatura) en mayo de 1919.

Después de terminar los estudios emprendió la actividad educativa, en primer lugar entre los huérfanos. Hizo sus votos perpetuos el 5 de agosto de 1924. Continuando con sus estudios completó un curso de postgrado de enseñanza en los años 1925-1926 y a la edad de 27 años se convirtió en directora de la Escuela Primaria Estatal Madre de Dios de la Puerta de la Aurora de Vilnius. Su estado de salud no era perfecto ya en la infancia. Sufría de una grave enfermedad de estómago. Debido a esto se sometió a una cirugía difícil en 1937.

Después de la ocupación de Vilnius por el ejército soviético la situación de las hermanas dominicas comenzó a empeorar. En septiembre de 1940 las hermanas que eran profesoras y las educadoras fueron despedidas. Al principio todavía intentaron trabajar como personal técnico pero finalmente en enero de 1941, la institución para huérfanos pasó a manos de las autoridades lituanas y la hermana Julia dejó el convento de la calle Witebska para siempre.

El trabajo educativo conducido por las hermanas dominicas desde el año 1922 se detuvo. Las dominicas no dejaron Vilnius. Se establecieron, y la hermana Julia con ellas, sobre la calle Parkowa en una parroquia cerca de las hermanas de la Orden de la Visitación de la calle Rossa. En estas condiciones la hermana Julia dirigió una formación clandestina también bajo la ocupación nazi, hasta su detención en 1943.

El 12 de julio de 1943 la hermana Julia fue arrestada por la Gestapo acusada de actividad política y de colaborar con la guerrilla polaca. Como primera medida la llevaron a una prisión de la calle Łukiszki en Vilnius y recluida en régimen de aislamiento durante casi un año. Luego fue llevada a un campo penitenciario en Prowieniszki, cerca de Kowno, de donde fue evacuada poco después al campo de concentración de Stutthof. Llegó el 9 de julio de 1944 y recibió el número 40992.

Fue ubicada en la barraca 27 con un grupo de mujeres de la inteligencia de Vilnius. Las condiciones allí eran difíciles de describir. La suciedad, los gusanos, el hacinamiento de personas en las barracas (las mujeres dormían de a 3 o 4 en una misma litera), miserables raciones de comida servidas en condiciones extremas, trabajo físico muy duro, acceso limitado al agua, la falta de productos de higiene, efectuar las necesidades fisiológicas en público- éstas eran sólo algunas de las maneras de exterminio indirecto practicado entre los prisioneros. Una galería adicional fue el trato inhumano de algunos prisioneros que tenían alguna función a cargo, a menudo criminales alemanes y hombres de las SS.

En tales circunstancias la hermana Julia no perdió la esperanza de sobrevivir. Ella compartió su esperanza y su fortaleza moral con otras prisioneras. Esto era muy importante en la realidad del campo porque el trato inhumano a los prisioneros distorsionaba la psiquis y llevaba a la desaparición de las normas morales entre varios de ellos. En una barraca donde se alojaban principalmente judías de diferentes nacionalidades, la hermana Julia organizaba y animaba la oración común.

También recordaba siempre los valores de la religión. Las prácticas religiosas estaban prohibidas y eran castigadas con toda severidad. Esta es la razón por la cual las prisioneras veían en estas prácticas una forma de resistencia moral a todo lo que estaba sucediendo en el campo.

La hermana Julia nunca reparó en la nacionalidad o en la creencia en sus actos de asistencia. Tenía una actitud amigable hacia todos aquellos que la necesitaban. Ella misma consideró como un deber el consolar y animar a los deprimidos y perdidos. Sabiendo que uno de los prisioneros cuya esposa se encontraba en el « Campo judío », tenía la intención de suicidarse, le envió cartas secretas hasta el momento en que ella estaba segura y cierta de que no se mataría. El prisionero sobrevivió al campo, gracias a que, como el decía, la hermana Julia despertó en él la esperanza de sobrevivir y venció el miedo de continuar la vida de campo.

Una epidemia de tifus estalló en el campo en noviembre de 1944. La enfermedad se propagó principalmente entre las prisioneras judías del campo. Las autoridades de Stutthof aislaron el « Campo judío » del resto y apelaron a las mujeres que vivían allí por cualquier ayuda.

Arriesgando su propia vida, la hermana Julia Rodzińska emprendió la tarea de dar asistencia a las judías que morían en soledad en la barraca XXX. Cuando la mayoría evitaba esta «barraca de la muerte », por temor al contagio, la hermana Julia tomó una decisión igual a la aceptación de la muerte entre los que decidió servir. Les procuraba agua para beber, medicamentos y apósitos disponibles en el campo. Infectada por el tifus y sufriendo otras dolencias, sirvió a los necesitados hasta el final de sus días.

La hermana dominica Julia Rodzińska murió el 20 de febrero de 1945 en la barraca número 27. Su cuerpo fue quemado en una pira. Un testimonio incomparable sobre la actitud heroica y la muerte martirial de la hermana Julia fue dada por Eva Hoff, una prisionera de Stutthof, judía de origen alemán. Sobrevivió a la evacuación por mar y después de la guerra se encontró en Suecia. Allí relató en forma oral y en forma escrita la vida y las circunstancias de la muerte de la hermana Julia en Stutthof. Esto fue confirmado por otras prisioneras de Stutthof y por el sacerdote Franciszek Grucza que confesó a la hermana Julia y le dio la comunión.

El 13 de junio de 1999, durante una peregrinación a su patria, el beato Juan Pablo II proclamó beatos a 108 mártires de la segunda guerra mundial. Entre ellos se encontraba también una religiosa de la orden de Santo Domingo- hermana Julia Rodzińska.

El 12 de junio de 2006 la escuela primaria de Nawojowa recibió el nombre de beata hermana Julia Rodzińska.

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