Los Juegos Olímpicos de Sochi 2014 esconden historias de valores, historias de superación y bondad que van más allá del deporte. Es justo que encuentre su lugar más allá del medallero, la vara medir de unos Juegos Olímpicos.
Es el caso del canadiense Alex Bilodeau (26), ganador de la medalla de oro en la disciplina de esquí en estilo libre en los Juegos Olímpicos de Invierno Sochi 2014, que dedicó su triunfo a su hermano Frederic que sufre de parálisis cerebral, a quien abrazó fuertemente y con quien festejó su victoria asegurando que es la inspiración que mueve su carrera deportiva.
El 10 de febrero Bilodeau ganó su segunda medalla oro en esta disciplina, la primera fue en las Olimpíadas de Invierno en Vancouver (Cánada) en 2010.
En una entrevista concedida al programa estadounidense USA Today, el medallista señaló que lo primero que le dijo su hermano cuando ganó fue “te amo Alex” y agregó que “él está tan orgulloso, vive su sueño a través de mis ojos y ver sus ojos tan grandes y tan llenos de orgullo no tiene precio para mi”, expresó.
“Parte” del trabajo, parte de la medalla
Dijo que su hermano “es gran parte” de todo su trabajo, él ha estado a su lado durante estos cuatro años de preparación y además “ha trabajado duro” animándolo.
Al ser consultado sobre si la popularidad de Frederic podría eclipsar la suya, Bilodeau dijo que “me gustaría que ese día llegara, yo no necesito ser el centro de atención, yo tengo los recursos para trabajar y tenerlo (popularidad). Pero él no los tiene y tenemos que dárselos”.
Bilodeau logró en la final de estilo libre en esquí una puntuación de 26.31, “lo hice lo mejor que pude. Todo lo que he venido trabajando en estos últimos cuatro años se acomodó en el preciso momento. Tengo al mejor equipo a mi alrededor”.
Las imágenes de los dos hermanos celebrando el triunfo olímpico han conmovido al mundo y Frederic se convirtió en una mini-celebridad según informó Today.com.
Juego limpio entre Canadá y Rusia en esquí de fondo
Otra de las historias que ha apelado al espíritu olímpico es la protagonizada por el entrenador de Canadá de esquí de fondo, Justin Wadsworth, que ayudó al atleta ruso Anton Gafarov durante las semifinales del esprint, según informó La Vanguardia.
La imagen pasó desapercibida. El pasado martes, la acción de un hombre iluminó una tarde gris en Sochi 2014. Fue durante las semifinales de la prueba de esprint del esquí de fondo. Justin Wadsworth, el entrenador del equipo de Canadá, estaba cerca de la línea de meta, cabizbajo, decepcionado tras una pobre actuación de sus atletas, eliminados a las primeras de cambio.
Aun así, quería ver cómo terminaban las eliminatorias. Desde su puesto, rodeado por otros técnicos, atletas y voluntarios de los Juegos Olímpicos, vio cómo se acercaba por la pista el ruso Anton Gafarov, uno de los favoritos a las medallas tras su plata en el Mundial de Kuusamo disputado en noviembre pasado.
Tampoco estaba siendo el mejor día para Gafarov, que sufrió varias caídas en el complicado circuito Laura. En una complicada curva de izquierdas, el ruso volvió a rodar por el suelo. Se le acababa de romper un esquí, lo que no impidió que se levantara, impetuoso, y continuara su marcha a trancas y barrancas. Estaba en juego un puesto en la final.
Una larga y delgada capa de fibra colgaba de su esquí izquierdo y se enrollaba alrededor de su pie. En la línea de meta nadie se movía, ni los propios técnicos rusos. "Era como ver a un animal atrapado en una trampa. (Cuando pasa eso) uno no puede simplemente sentarse y no hacer nada al respecto", explicó Wadsworth a los medios de comunicación.
Así que el entrenador jefe de Canadá, cargo que ocupa desde 2010, agarró uno de los esquís de su equipo y se marchó corriendo en busca de Gafarov, que iba ya tres minutos por detrás del grupo de cabeza cuando sólo le faltaban unos 200 metros para terminar el recorrido. Wadsworth, nacido en La Jolla (California, EE.UU.), saltó una ladera mientras el ruso se detenía, sorprendido. Justin Wadsworth se arrodilló junto a Anton Gafarov y en pocos segundos hicieron el cambio. No intercambiaron ni una palabra, no hacía falta.
"Quería que pudiera cruzar la línea de meta con dignidad", explicó el técnico canadiense, que fue tres veces atleta olímpico. Seguro que Rusia recordará mucho mejor lo que hizo Wadsworth que cualquier medalla lograda por un atleta canadiense. Esas acciones de juego limpio son las que reconcilian a uno con el deporte de élite. Así lo demostró el público presente en el circuito, que estalló en aplausos cuando Gafarov alcanzó la meta en último lugar.
Artículo publicado originalmente por Forum Libertas
Hoy celebramos a...