Distintas personas, un solo ser...
“Yo y el Padre somos uno” (Jn 10, 30).
Hace falta ser un lector verdaderamente atento de la Biblia para fijarse en esta frase y darse cuenta de que su comprensión plantea algún problema.
En realidad, se trata de un ejemplo de lo problemáticas que pueden resultar las traducciones, pues resulta imposible trasladar de un idioma a otro todo el significado de las palabras.
Desconocemos las exactas palabras empleadas en el arameo original. En realidad, desconocemos incluso si el idioma empleado fue el arameo.
No se puede descartar la posibilidad –por matices específicos de la lengua- de que alguno de los diálogos de Jesús con los doctores de la ley fuera en griego, pues quizás estos no querían que los entendiera el vulgo de Jerusalén (en Galilea hubieran entendido más), y Jesús aprovechó el griego para matizar más sus respuestas, pues este idioma permitía más precisión que el arameo.
Lo único cierto es que san Juan escribió su evangelio en griego, y a este texto nos tenemos que atener.
Si pasamos el griego a latín, se conserva bien el significado; por eso, las referencias las haremos sobre el latín, una lengua más cercana a nosotros y escrita con las mismas letras.

Te puede interesar:
¿En castellano, ¿cuál Biblia me recomienda usted leer?
En nuestra lengua hay dos géneros: masculino y femenino. En griego y latín hay tres: masculino, femenino y neutro (esto se conserva en algún idioma moderno, como el alemán).
En castellano solo quedan del neutro algunos residuos, como por ejemplo del pronombre “ese” (masculino), “esa” (femenino) y “eso” (neutro). Por desgracia para nuestro caso, no existe esa distinción con el término “uno”.
En latín este versículo es Ego et Pater unum sumus. Unum está en neutro, lo cual hace que no pueda significar que “somos una misma persona” (el término entonces sería unus, en masculino), sino que en rigor habría que traducir “una misma cosa”.
Esta es la traducción habitual “apañada” para una frase de este tipo, pero no se utiliza porque no queda bien aplicar a Dios que es “una cosa” (alguna versión, de todas formas, la utiliza). Por eso lo más habitual es traducir “somos uno”, sin más.
Pero, claro, pierde significado.
Es una frase importante, muy utilizada en teología trinitaria. El motivo es que condensa en pocas palabras la distinción de personas y la unidad en el ser.

Te puede interesar:
Perijóresis: La unión en una única esencia sin confundirse
Hay un solo Dios, un solo ser divino (unum), en el cual hay distinción de personas (Ego et Pater, con el verbo en plural, sumus).
Las palabras que siguen ayudan a reforzar este significado, pues distinguen claramente entre el Padre y el Hijo, y a la vez el Señor dice que hace lo que hace para que conozcáis y sepáis que el Padre está en mí y yo en el Padre (38).

Te puede interesar:
La Trinidad explicada de modo (bastante) sencillo