¿Aún hay “más madera” que quemar?
En primer lugar, a nadie se le escapa que si un país no puede devaluar su moneda, las políticas de austeridad conllevan una devaluación interna importante. En los últimos cuatro años, el salario promedio en términos reales ha caído alrededor de un 7% en términos reales, mientras que la ocupación ha disminuido un 18,16%. Esta situación tiene un reflejo muy claro en el comportamiento de la Balanza Comercial y de sus componentes a lo largo del tiempo. Como se puede observar en el siguiente gráfico, las exportaciones evolucionan al alza mientras que las importaciones van reduciéndose. Vendemos más fuera y podemos comprar menos productos extranjeros, signo de una demanda interna debilitada. La castigada clase media española va a ser difícil que tire de la demanda interna de cara a la supuesta recuperación al menos en el corto plazo. Por otra parte, resulta preocupante éticamente, como describí en el artículo “Los mercados y el tiempo del lobo”, que casi 3.170 millones de euros sean en concepto de exportaciones españolas de armamento durante el 2013, con un aumento de un 194% en sólo el primer semestre del año pasado.
En segundo lugar, la prima de riesgo de España frente a Alemania ha disminuido desde la fecha del 24 de julio de 2012 que alcanzaba su máximo en 637 hasta prácticamente la actualidad que ronda los 200 puntos gracias a las declaraciones de Mario Draghi, el Presidente del Banco Central Europeo. El 26 de julio de 2012, dio una señal poderosa en los mercados, aseguró que el BCE iba a hacer lo necesario para sostener el euro y así dio un respiro a las economías periféricas que vieron cómo se reducían los ataques especulativos a su deuda. Gracias a esta reducción, la colocación de la deuda española hoy se puede realizar a un coste financiero más bajo, no obstante desde el inicio de la crisis la Deuda Española se ha multiplicado por 2,5. Hemos pasado de 378 mil millones de euros de marzo de 2008 a 952 mil millones de euros en noviembre 2013 gracias, entre otros conceptos, a las cuantiosas ayudas a la banca para su saneamiento. Para que se entienda, con la nueva prima y el nuevo volumen de deuda, sería como contratar una hipoteca con un tipo de interés más bajo pero por una vivienda mucho más cara; al final la letra mensual acaba siendo muy alta, con el agravante de que cuanto mayor es el valor de la deuda mayor es el riesgo de impacto de futuros shocks del tipo de interés.
Por otra parte, la OCDE elabora un indicador adelantado que permite hacer conjeturas sobre la evolución del PIB con una antelación de entre 6 y 9 meses. Este indicador adelantado para España está compuesto por variables que han mostrado su relación adelantada respecto del PIB. Éstas son la tasa de uso de la capacidad en la industria manufacturera, la producción total en la industria de la construcción, el inverso del Índice de Precios al consumo de los servicios sin contar el precio de la vivienda, el índice General de la Bolsa de Madrid y las nuevas matriculaciones de vehículos.
Indicador Adelantado (CLI) vs PIB España
Fuente:OCDE |
No obstante, si bien este indicador mostró un comportamiento adelantado a la caída del PIB del 2008-2009, la contracción económica del 2011-2012 no se reflejó en los meses previos en el indicador adelantado. Revisando la acción de los diferentes gobiernos previa a procesos electorales, se observa la posible sensibilidad del indicador adelantado a estas acciones que buscan alterar la percepción económica con el objetivo de maximizar la probabilidad de reelección. De hecho, la divergencia tan amplia entre el Indicador adelantado y el PIB de finales del 2013 está en parte justificada por el alza inédita de un 22% en la venta de vehículos en el último trimestre del año pasado gracias a las ayudas del gobierno al sector. Y además, al analizar las series de la OCDE de confianza del consumo y confianza empresarial para España, se observa que efectivamente en el 2013 aunque crecen no acompañan en su rápida tendencia al indicador adelantado. Es más, son inferiores al nivel de largo plazo y a los niveles de inicios del 2011, en plena crisis.
Pero el interrogatorio al que se somete a los economistas no acaba aquí. Una segunda pregunta más interesante nos martillea de forma implacable ¿Cómo saldremos de la crisis? ¿Qué quedará?