32 mil jóvenes mexicanos, a los pies de Cristo Rey en el Cerro del Cubilete

El Cerro del Cubilete es el centro geográfico y religioso de México.  Hasta ahí se trasladó Benedicto XVI durante su única visita a este país para cumplir el deseo de su predecesor, Juan Pablo II: acudir a la montaña de Cristo Rey, corazón de los fieles mexicanos y recuerdo de la lucha de los “cristeros” (1926-1929).

Subir la montaña, recordar a los mártires

Con las jaculatorias de “Sagrado Corazón de Jesús, perdónanos y sé nuestro Rey”, así como “Santa María de Guadalupe, Reina de México, ruega por tu nación”, la imponente estatua de Cristo Rey abarca buena parte del bajío mexicano y es lugar de peregrinaje y recuerdo de los mártires que derramaron su sangre para que en México hubiera libertad religiosa.

Entre los peregrinos que, años con año, en el mes de enero, se dan cita en el Cerro del Cubilete, se encuentran los jóvenes que, convocados por el movimiento Testimonio y Esperanza, suben a pie la montaña, entre rezos y cantos, y celebran una multitudinaria eucaristía a los pies de Cristo Rey para pedir por la paz en México.

En esta ocasión, el pasado sábado 25 de enero, se reunieron 32 mil jóvenes en la que fue la trigésima primera Peregrinación Nacional Juvenil a Cristo Rey, ahora bajo el tema-guía del 2014, “Por la paz, dejamos nuestra huella”.

"Los jóvenes queremos encontrarnos con Cristo Rey, llevar un corazón dócil para recorrer el camino de la paz, de la libertad y de la justicia, teniendo la mirada puesta en Dios vivo, pues de Él vienen las fuerzas para peregrinar y mantenernos fieles", expresó el comunicado oficial del Encuentro.

Si bien es cierto que hubo cantos y alegría durante la peregrinación, al concluir ésta no faltó el reclamo a la clase política de parte de los jóvenes católicos mexicanos: “Pedimos a las autoridades, a los políticos, a las instituciones de educación, así como a los comunicadores y responsables de medios que escuchen la voz de miles de jóvenes católicos» en este llamado a frenar la brutal e insensata violencia que se abate sobre el país”, señalaron los organizadores de Testimonio y Esperanza.

“La paz –remarcaron–es un valor que se ha perdido en nuestra sociedad; hoy se atenta con la vida, con los homicidios que se presentan diariamente en nuestro país, relacionados con el crimen organizado, además se atenta con los abortos que se comenten, pero sobre todo creemos que se atenta con los valores de la sociedad, que son el origen de lo que pasa actualmente”.

Capaces de responder cristianamente a los desafíos de la violencia

La celebración eucarística con la que culminan estos encuentros masivos, estuvo presidida, en esta ocasión por el Nuncio Apostólico en México, el arzobispo Christophe Pierre quien fue acompañado por monseñor Alfonso Cortés Contreras, arzobispo de León, en cuya arquidiócesis se encuentra la ermita y la estatua colosal de Cristo Rey del Universo.

Monseñor Pierre, al dirigir la palabra a los jóvenes, destacó el valor de la fraternidad en estos tiempos difíciles por los que atraviesa México: “Porque tenemos un Padre común podemos construir entre nosotros una fraternidad. Ser fraternos es lo que Cristo nos pide y vivir la fraternidad es fundamento y camino hacia la paz”.

Preocupado por los inusitados niveles de violencia que padece la nación mexicana, monseñor Pierre  señalo que “el hombre ha querido hacer a Dios a su imagen y semejanza y someterlo a sus deseos más terrenos. Al hacerlo, termina por negarlo y con esta negación ignora su misma nobleza y humanidad”.

Por eso, señaló, “no sólo se necesitan unos pocos valores o un consenso mínimo en cuestiones fundamentales para una verdadera fraternidad, sino una referencia a un Padre común”.

Finalmente, el representante papal también advirtió sobre las lacras sociales que destruyen vidas, familias y comunidades: “el crimen organizado, el lavado de dinero, la prostitución, la trata de personas y la esclavitud, la violencia en sus variadas formas y el trato inhumano a los inmigrantes”. 

Terminó diciendo que "la fraternidad y la oración son los antídotos contra estas lacras sociales que destruyen vidas, familias y empresas".

La peregrinación constituye, según el documento oficial de este encuentro juvenil, un "testimonio de nuestra fe, de que somos capaces de responder cristianamente a los desafíos de nuestro tiempo con el arrojo y la alegría de un joven, siendo portavoces de que queremos un México distinto, que crea en Dios y también en sí mismo, y se comprometa para lograr la tan anhelada paz y armonía en Cristo".