Pakistán condena a muerte a un británico desequilibrado por blasfemo

Un ciudadano británico de origen pakistaní con una grave enfermedad mental que se declara profeta ha sido condenado a muerte en Pakistán acusado de blasfemia tras un juicio lleno de irregularidades.

Sus abogados han pedido al tribunal de Rawalpindi un acto de clemencia, certificando que Muhammad Asghar, residente en Edimburgo de 70 años de edad, sufre esquizofrenia paranoica, informó Radio Vaticano.

Sin embargo, el juez se ha negado a aceptar los informes médicos británicos y además no ha permitido la presencia de la defensa en las deliberaciones finales.

La primera denuncia fue presentada por un arrendatario del acusado que pretendía desalojarle de su propiedad, en un aparente nuevo caso de uso de la ley de la blasfemia por intereses económicos o rivalidades de otro tipo.

El gobierno escocés ha mostrado su preocupación por el caso de Asghar y la presión internacional sobre Pakistán por la ley de la blasfemia no deja de aumentar.

Según los datos recogidos por la Comisión Episcopal de Justicia y Paz en Pakistán (Ncip), de 1986 a agosto de 2009, al menos 964 personas han sido acusadas en base a la ley sobre la blasfemia: de ellos 479 eran musulmanes, 119 cristianos, 340 ahmadíes, 14 hindúes y 10 de religión desconocida.

Además, ha habido más de 40 ejecuciones extrajudiciales (llevadas a cabo por personas o multitudes) de inocentes, de enfermos mentales y discapacitados y de menores de edad.

Entre ellos se encuentra Rimsha Masih, que escapó de los falsos cargos después de una masiva campaña para presionar a Islamabad, y Asia Bibi, madre de 5 hijos que se encuentra en la cárcel a la espera de un proceso de apelación a su condena a muerte.

Por otra parte, la Iglesia en Pakistán impulsó el viernes una jornada de oración por la paz en el país contra el terrorismo de los talibanes y en todas las iglesias se recordó a las víctimas, decenas desde el inicio del año. En las últimas horas, seis niños han muerto por la explosión de una bomba escondida en un juguete en la región de Babar Mela, en el noroeste de Pakistán.