Monseñor Josep Angel Saiz Meneses, obispo de Tarrasa, fue entrevistado este sábado en el programa El Espejo de la Cadena COPE. Durante su intervención habló del próximo viaje del Papa Francisco a Tierra Santa y de la importancia del viaje que realizó hace 50 años Pablo VI, con su ya famoso abrazo al Patriarca de Constantinopla.
Para el obispo de Tarrasa el viaje del Papa Francisco, “va a ser muy significativo y va a suponer un gesto importante en las iglesias cristianas y en el mundo”, ya que el trabajo ecuménico “es un trabajo imparable”.
“En tiempos de la Nueva Evangelización somos conscientes de que no somos creíbles si estamos divididos”, explica monseñor Saiz Meneses que califica la división de los cristianos como “un pecado teológicamente hablando” y “un absurdo humanamente hablando”.
El papa Francisco viajará a Tierra Santa, 50 años después del viaje de Pablo VI ¿Por qué es tan importante este viaje?
Es muy importante este viaje sin duda y yo creo que propiciará un empujón en el trabajo ecuménico. El papa Pablo VI fue muy innovador en algunos aspectos y también tuvo signos realmente proféticos, que marcaron un antes y un después. Inició los viajes fuera del Vaticano y uno de ellos fue este viaje a Tierra Santa, que dejó un magisterio maravilloso en todos los lugares santos que visitó. Este encuentro en Jerusalén con el Patriarca Atenágoras, también marcó un antes y un después. El próximo viaje del Papa Francisco va a ser muy significativo y va a suponer un gesto importante en las iglesias cristianas y en el mundo.
¿Cuál es la situación actual de la relación entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa?
Hay un trabajo de ecumenismo que se viene haciendo habitualmente y un Consejo Pontificio en Roma. Se trata de un trabajo de continuidad, de acercamiento, de ecumenismo espiritual, desde el encuentro en la oración y por la oración y también de profundización teológica en el ámbito doctrinal.
En España no habíamos tenido presencia de las iglesias ortodoxas, pero ahora cada vez es más frecuente. En muchas catedrales hay algún “pope” que se hace presente o que nos pide iglesias para sus celebraciones. Hay un trabajo a nivel de curia romana y luego un trabajo desde la base de mutuo conocimiento, de conocerse y reconocerse. Un trabajo que es imparable.
Esto lo decimos ahora, pero hace 50 años eran dos mundos antagónicos, con incluso excomuniones…
Sí, esa excomunión fue levantada mutuamente cuando acabó el Concilio Vaticano II. El 8 de diciembre de 1965 hubo un levantamiento recíproco de las excomuniones que se habían lanzado Roma y Constantinopla. Esto fue un gesto magnífico, fruto del movimiento ecuménico que durante el siglo XX iba impregnando la realidad eclesial, del Concilio Vaticano II, también del interés de Pablo VI y el encuentro ecuménico que se celebró en Jerusalén.
El Papa Francisco muestra “la necesidad de experiencias concretas de amistad y convivencia”, pero dice “especialmente valiosas para los jóvenes que se preparan para recibir el Ministerio Sagrado. ¿Está pensando el Papa en la presencia de una nueva generación de presbíteros más familiarizados con la cuestión ecuménica?
Desde luego. Esto se aprende no porque te lo enseñen con teorías, sino porque lo vivas y lo experimentes. Cuando en España no se veía presencia de ortodoxos o de evangélicos, o anglicanos era muy difícil. Lo estudias pero no lo conoces. Lo conoces cuando vives en esa cercanía, cuando se reza conjuntamente, cuando puede haber proyectos en común y cuando hay una actitud de ver más lo que nos une que lo que nos separa. Este cambio de actitud vino propiciado por el Concilio Vaticano II. Ahora, tal y como están los tiempos, los creyentes de todas las religiones y confesiones vemos como lógico el buscar qué es lo que nos une y no lo que nos separa. Es de una lógica humana y práctica, pero también espiritual y evangélica, porque no en vano este encuentro tuvo lugar en el Cenáculo, el entorno de la oración sacerdotal y donde se llevó a cabo esa petición de que Todos sean uno. En tiempos de la Nueva Evangelización somos conscientes de que no somos creíbles si estamos divididos.
2.123 cristianos mueren a causa de sus creencias en el año 2013. Aquí no miran si uno es católico, ortodoxo o evangélico…
Esto viene por la práctica, por los hechos y por la vida. Recuerdo que, antes de ser obispo, en unos años que pasé como responsable de pastoral de la Universidad Autónoma de Barcelona, teníamos contacto con hermanos de diferentes confesiones y buscábamos la unidad.
En una situación de intemperie como vive a menudo el creyente en la actualidad encontrar a otra persona que comparte la fe en Dios ya es algo grande; si además comparte la fe en Jesucristo y es cristianos, mayor todavía. Eso es algo que regocija, refuerza y ayuda. La división es un pecado, teológicamente hablando y un absurdo, humanamente hablando, no tiene sentido.
Hoy celebramos a...