La experiencia del doctor Jeremiah J. Lowney Jr. en uno de los pueblos más pobres del planeta
Campaña de Cuaresma 2025
Este contenido es gratuito, como todos nuestros artículos.
Apóyanos con un donativo y permítenos seguir llegando a millones de lectores.
La fuerte creencia de que cada persona es hija de Dios llevó al doctor estadounidense Jeremiah J. Lowney Jr. a convertirse en uno de los más connotados humanistas de la actualidad y una de las gentes que mayormente invocan los pobres.
Entrevistado por la revista católica semanal Our Sunday Visitor, el doctor Lowney asegura que la fe y los valores le fueron inculcados tanto por sus padres como por la escuela católica en la que estudió de pequeño. La propia Iglesia católica –asegura Lowney—ha sido la fuente de inspiración para su trabajo misionero que ha transformado la vida de decenas de miles de pobres que viven en Haití, una de las naciones más pobres del planeta.
Salir a encontrar a los pobres
El doctor Lowney es dentista, nacido en Norwich, en el Estado de Connecticut, y ha llegado a ser parte de la orden de los caballeros de Malta. Es el fundador y presidente de la Fundación para la Salud de Haití (HHF, por sus siglas en inglés), una organización con base en Norwich que provee del cuidado médico necesario, hospedaje, educación, empleo y otros servicios vitales a la pequeña nación caribeña, envuelta, desde hace muchos años en la desgracia.
Con 77 años de edad, el doctor Lowney ha tenido y tiene una gran cantidad de amigos en el mundo, entre ellos la beata madre Teresa de Calcuta. Según expresa al semanario estadounidense, Lowney jamás ha olvidado sus orígenes humildes. Vivió en una granja en una familia de once hermanos. Los estudios del actual filántropo fueron costeados por el que fuera obispo auxiliar de Fall River, monseñor James J. Gerrard. También fue asistido por las Hermanas de la Misericordia en sus estudios superiores.
La primera visita de Lowney a Haití sucedió en 1982, en un grupo liderado por el entonces obispo de Norwich, monseñor Daniel P. Reilly. Era la respuesta de la Iglesia estadounidense al llamado del beato Juan Pablo II para que salieran a otros pueblos menos afortunados de su mismo continente y ayudaran a los pobres. Mediante en el ejercicio de sus profesión como dentista, el doctor Lowney, volvió a Haití de manera muy frecuente.
Miles atendidos: faltan muchos más
Con el impulso de la beata Teresa de Calcuta surgió la HHF. El programa de servicios médicos alcanza en la actualidad a poco más de 230 mil personas en 105 pueblos y comunidades de Haití; lugares a los que nadie llega salvo la ayuda de Dios.
Con el aporte de cientos de benefactores, sobre todo en Estados Unidos, la HHF pudo vacunar el año 2012 a casi 30 mil niños haitianos y donar 24 mil dosis de Vitamina A a pequeños en el rango de 6 meses a 7 años de edad; llevó a cabo 14 mil 424 consultas prenatales; trató más de dos mil 500 casos de malaria; mil 500 consultas de diabetes; 31 mil 563 pruebas de laboratorio y tomó más de dos mil 100 placas de Rayos-X para diagnósticos.
Además de estos, la HHF se ha introducido en los terrenos de la educación y la producción en el campo. Así como en la adopción de familias de escasísimos recursos, proyecto que lidera Virginia, la esposa del doctor Lowney, mismo que opera con un presupuesto de 4 millones de dólares anuales. Para el doctor Lownet la intención de la HHF es una sola: “solamente se trata de brindar esperanza a los haitianos”, dijo a Our Sunday Visitor.