Podemos motivar a los jóvenes de nuestras parroquias transformándoles en una generación de misioneros en un mundo que anhela la salvación
Cuando decidí dejar el seminario evangélico para convertirme al catolicismo, en 2002, no conocía a ningún católico y menos a jóvenes católicos. Ahora, un año y medio después. Me he encontrado con miles de apasionados de la “Generación Y” que están ayudando a guiar el camino de la nueva evangelización.
Aquí ofrezco algunas sugerencias para acercar esta generación a las parroquias, sobre todo en este periodo navideño.
1. Predicar el Evangelio: nuestros sacerdotes no hablan de la bondad de Dios y de su Hijo, Jesucristo. Hablan del infierno, de la amenaza de la condena que existe cuando nos alejamos de la gracia del Señor crucificado y resucitado y de la bendición de los sacramentos, en los que Dios obra su gracia y nos lleva al cielo.
2. Enseñar las dos verdades: por favor, no os avergoncéis de nuestras enseñanzas sobre las cuestiones de controversia. ¿No somos la Iglesia apostólica? ¿De qué otro modo aprenderá el pueblo las enseñanzas que les ofrecemos? No, las religiones no son todas iguales; sí, la Iglesia todavía es contraria a la anticoncepción. Sí, las fiestas de precepto son todavía obligatorias.
Pero, como recuerda el Papa Francisco, estas enseñanzas deben ser presentadas en el contexto del Evangelio, no como una unión incoherente de doctrinas, sino en el contexto apasionado del hecho de que nuestro Rey está resucitado y que su Iglesia tiene una misión.
3. Servid con alegría: ¿por qué el Papa Francisco ha llamado la atención de todo el mundo? Porque es un siervo gozoso. Entendemos que le gusta verdaderamente desayunar con los sin techo y rezar con los enfermos y los discapacitados. También criticar a los que van a Misa sólo en Navidad y en Pascua, transmitiéndoles la alegría del Evangelio.
4. Vivir el Evangelio: ¿Habéis leído la Evangelii Gaudium? ¿Escuchasteis al Papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud? Sí, queremos que las personas se hagan católicas, queremos que todos puedan experimentar la plenitud de Cristo y de su Iglesia. Entonces evangelicemos a todo el mundo de una forma auténtica, basándonos en una vida llena de obras de misericordia y determinación en la preocupación hacia los más necesitados.
5. Presentemos los desafíos: ¿Cómo incentivar a los jóvenes a convertirse en sacerdotes y religiosas? ¡Diciéndoles la verdad! Diciéndoles que será la experiencia más difícil pero también la más alegre de sus vidas; mostrad que Dios les ha invitado a cargar con la cruz y a vivir para la salvación de las almas.
Orientad a las parejas a vivir su vocación al matrimonio y a dar testimonio a miles de personas. Motivad a los misioneros a llevar el Evangelio a los confines de la tierra, arriesgando sus vidas para compartir la verdad y ayudar a este mundo herido. Decidles que vale la pena vivir y morir por Cristo.
Este momento es un momento increíble para la Iglesia católica. Aprovechemos para motivar a la Generación Y en nuestras parroquias, formando una generación de misioneros en un mundo que anhela su presencia.