Los indígenas constituyen núcleos poblacionales altamente discriminados, afirma un estudio
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Apenas el día 9 de diciembre se celebró al primer santo indígena de América, el vidente de la Virgen de Guadalupe, Juan Diego Cuautlatoatzin, y el día de ayer, 10 de diciembre, la declaración universal de los derechos del hombre. Dos celebraciones que deberían ser fiesta para los pueblos originarios de México y de América Latina. Pero no lo son así.
Una deuda ancestral
En un reciente estudio de la revista “México Social” que dirige Mario Luis Fuentes Alcalá, publicado en el periódico Excelsior de la capital mexicana, se muestra que “las personas hablantes de lenguas indígenas o que forman parte de comunidades y pueblos originarios viven las condiciones más adversas en el país”.
Según este estudio los indígenas constituyen núcleos poblacionales altamente discriminados; sin que el Estado mexicano haya logrado construir en las últimas décadas una política eficaz de inclusión que permita resarcir las injusticias ancestrales que se han cometido en su contra.
El también director de CEIDAS, una agencia especializada en estudios de condiciones sociales en México, dijo en su participación en el noticiario matutino que conduce Pedro Ferriz de Con, que los mexicanos “tenemos una deuda ancestral con los pueblos originarios” ya que “en los territorios en los que habitan las poblaciones indígenas se encuentran las más agudas condiciones de pobreza, marginación, rezago social y atraso en la construcción de condiciones de acceso al desarrollo humano y el bienestar”.
En su estudio, Mario Luis Fuentes constata que en el año 2015 concluirá el Segundo Decenio Internacional de las Naciones Unidas, titulado como “Un decenio para la acción y la dignidad”, en el cual se definieron compromisos y metas para promover la inclusión de las personas pertenecientes a los pueblos y comunidades indígenas, “mismos que estamos muy lejos de cumplir”.
En México, según los datos del Censo de 2010, 6.6 por ciento de la población de tres años y más eran hablantes de alguna lengua indígena. Esto equivale a 6.9 millones de personas, pero si se toma en cuenta personas indígenas que solamente hablan español, el INEGI estima que viven diez millones 788 mil 615 mexicanos.
De este gran total, las niñas y los niños indígenas resultan ser los más desprotegidos “De acuerdo con datos del Índice de los Derechos de la Niñez Mexicana (0-5 años) (CEIDAS, 2012), las entidades con mayor porcentaje de población hablante de alguna lengua indígena son también aquellas en las cuales las niñas, niños y adolescentes enfrentan condiciones más adversas”, dice el estudio conducido por Mario Luis Fuentes.
Como ejemplo, el investigador mexicano expone en su estudio que una niña o niño que nace en Chiapas, Oaxaca o Puebla, y que es parte de alguna de las comunidades o pueblos indígenas, tiene hasta tres veces más probabilidades de morir, antes de cumplir los cinco años de edad, que una niña o niño no indígena que nace en Coahuila, Nuevo León o el Distrito Federal.
“La matriculación escolar también presenta enormes disparidades; y más aún el rendimiento y la calidad educativa de las escuelas indígenas es mucho menor que las escuelas públicas urbanas o privadas urbanas”, indica el estudio de CEIDAS.
La pobreza tiene rostro indígena
En este mismo rubro, se señala que las personas hablantes de lenguas indígenas son quienes viven con mayor intensidad y profundidad la pobreza en México. De acuerdo con los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) en el año 2012, 72 de cada 100 personas hablantes de lenguas indígenas vivían en pobreza multidimensional.
Este indicador es muy superior al promedio que se registra entre la población no indígena, pues en este segmento poblacional el porcentaje es de 42.6 personas, casi la mitad que el porcentaje de los indígenas.
En números absolutos, los indicadores de pobreza para las poblaciones indígenas son devastadores, señala el estudio de CEIDAS. “De acuerdo con la medición oficial de la pobreza, habría 8.2 millones de personas hablantes de lenguas indígenas o habitantes de localidades indígenas en condiciones de pobreza; de ellas, 4.7 millones viven en pobreza moderada, mientras que 3.5 millones viven en pobreza extrema”, añade.
Otros datos arrojados por la investigación de Mario Luis Fuentes arrojan un rezago educativo brutal entre los pueblos originarios; también que 81 por ciento de las personas hablantes de lenguas indígenas carecen de servicios de seguridad social, mientras que entre la población no indígena el indicador se ubica en 59 por ciento.
“Por último, sobre vulnerabilidad por carencia de acceso a la alimentación es de 22.1 por ciento entre la población no indígena; en contraste, este dato es de 34.4 por ciento entre quienes forman parte de los pueblos y comunidades indígenas en nuestro país”, termina diciendo este importante análisis de las condiciones sobre las cuales sobreviven los descendientes de san Juan Diego en el país azteca.