Palabras del cardenal Filoni en su estancia en Puerto de España
El cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, presidió la Misa solemne del primer domingo de Adviento en la Pro-Catedral de San Fernando en Puerto de España, capital de Trinidad y Tobago.
A la Misa, concelebrada con el arzobispo de Puerto España, monseñor Joseph Harris y el arzobispo de Nassau, Patrick Pinder, asistieron obispos, religiosos y laicos de la Conferencia Episcopal de la Antillas, entre ellos el propio presidente de la República de Trinidad y Tobago, Anthony Carmona.
El cardenal Filoni cerró, con este y otro acto celebrado en Kingston, Jamaica, el Año de la Fe en esta importantísima zona del catolicismo latinoamericano, pues fue a través del Caribe y de las Antillas como se realizó el primer contacto y la primera evangelización de España hacia tierras de América.
Durante la homilía, el cardenal Filoni recordó las palabras del Papa Francisco a los obispos en Brasil en las que el Pontífice invitaba a todos en la Iglesia a responder a la vocación de discípulos y misioneros, proyectados hacia el encuentro con los otros y con el Señor.
“Había una urgencia en las palabras del Santo Padre. El mundo está necesitado de la Buena Nueva de Jesucristo y nosotros somos los que la debemos anunciar”, dijo el cardenal Filoni.
No tener miedo de llamar a los jóvenes
Más adelante señaló que la Iglesia de Trinidad y Tobago “tiene una responsabilidad particular sobre esta misión evangelizadora, aquí, en la región del Caribe, desde que ha sido vista, justamente, como la Iglesia ‘madre’ de muchas otras iglesias particulares en las Antillas”.
La arquidiócesis de Puerto España –como las demás iglesias de la región—enfrenta muchos retos entre los que destacó el prelado vaticano la visión secularista que relativiza la fe creando una laxitud en las actitudes que lleva a la ambigüedad en los valores y a la duda. “Esto, dijo monseñor Filoni, lleva a una disminución en la práctica religiosa sobre todo entre los jóvenes”.
Agregado y vinculado e la relativización y a la secularización se encuentra otro gran reto que descubrió el cardenal Filoni para la iglesia antillana y caribeña: “la presencia de muchos pobres, que no reciben nada de los beneficios económicos del desarrollo” global y del progreso material.
Los católicos misioneros deben responder a estos retos, sin miedo, invitando a los jóvenes, llamándolos a la vida sacerdotal, a la vida consagrada, a servir a Cristo en los pobres desde cualquier apostolado o desde los múltiples servicios que ofrece la Iglesia a los más pobres.
“La misión que Cristo necesita, sobre todo, es aquella de quienes responden inequívocamente a la invitación del Maestro de dar lo mejor que tenemos al servicio de Dios”, remarcó el cardenal Filoni, quien terminó reconociendo que la comunidad de Trinidad y Tobago “no va a dudar en responderle, generosamente, a Jesús”.