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Unos siete mil fieles revivieron su fe este domingo 17 de noviembre en Nazaret, en el Monte del Precipicio, en la celebración conclusiva del Año de la Fe en Tierra Santa.
El Papa alentó a los cristianos de Tierra Santa a ser testigos de paz, alegría y misericordia, en el mensaje enviado para la ocasión.
Este año, destacó Francisco, “nos ha dado a todos nosotros la posibilidad de reflexionar de una forma nueva sobre el misterio de la fe y sobre la santidad de Dios, que Él ha compartido con nosotros en Jesucristo. Lo hacemos como pecadores, conscientes de nuestra indignidad, pero siempre agradecidos de la misericordia de Dios”.
“La historia de nuestra fe encuentra sus orígenes” justamente en esta tierra, continuó: “antes de poder entender nuestra historia personal de fe y nuestra necesidad de la misericordia de Dios, todos debemos volvernos al lugar y a la época en la que el mismo Jesús caminó en medio de nosotros”.
Y ello, “porque fue allí donde el Señor asumió nuestra naturaleza humana y nos ha revelado a Dios –explicó-. Fue allí donde enseñó a sus apóstoles y discípulos y donde vivió las alegrías y los sufrimientos, las bendiciones y las dificultades de la vida humana y el amor. Y fue allí donde nos hizo el don de su pasión, muerte y resurrección y la garantía de la vida eterna”.
En su homilía, el patriarca latino de Jerusalén, monseñor Fouad Twal, habló de la falta de fe de los habitantes de Nazaret en tiempos de Jesús, cuando sus compatriotas querían arrojarlo desde el Monte del Precipicio. Y afirmó que Jesús, que calmó la tormenta en el mar de Galilea, calmará todas las tormentas que soplan en esta tierra.
Monseñor Twal destacó la importancia de la fe que “no es un mero asentimiento intelectual a las verdades de Dios, sino una adhesión libre, en plena confianza, como la de un niño a sus padres que lo aman y tratan con él”, informó el patricarcado latino de Jerusalén.
Y concluyó instando a todos a permanecer pacientes y activos, esperando el regreso del Señor caminando sobre las aguas para calmar las olas.
Muchos de los asistentes se habían enfrentado a un largo viaje, para asistir a la misa de acción de gracias con motivo de la conclusión del Año de la fe, que contó con la asistencia, entre otros, del nuncio monseñor Giuseppe Lazzarotto y del patriarca emérito Michel Sabbah.
También había un gran número de religiosos y religiosas, y muchos fieles de las Iglesias latina, melquita, maronita , siro- antioquena , de Israel, Palestina y Jordania reunidas para proclamar su fe en Nazaret, el lugar donde todo comenzó.
El evento, organizado por la Asamblea de los Ordinarios Católicos de Tierra Santa en colaboración con el Ministerio de Turismo de Israel, fue llamado “Día Internacional de la fe.”
El día anterior por la noche, se celebró en Nazaret una manifestación-encuentro sobre el tema: “En la Tierra Santa por María, su Madre” que concluyó con una procesión de antorchas nocturna realizada por las calles de la ciudad y una oración en el interior de la basílica de la Anunciación.