El Padre Chiera trabaja en las periferias de Río de Janeiro (Brasil)En la Misa del lunes 18 de noviembre por la mañana, en la Casa Santa Marta, participó el padre Renato Chiera, fundador de la “Casa do Menor” de Río de Janeiro, desde hace 40 años al lado de los meninos de rua brasileños. Para el padre Renato, ejemplo de “pastor con olor a oveja”, reunirse con el Papa Francisco ha sido una emoción grandísima y un sentirse alentado a proseguir su misión en las periferias existenciales de Brasil. Después de la Misa, el padre Renato dio su experiencia.
“Es una emoción grande, la que tengo ahora, mientras hablo. El Papa me parece la presencia de Jesús en carne viva, que viene a la humanidad para inclinarse sobre sus llagas. En este momento de la Misa, vi también la profundidad que él tiene y el encuentro con Dios que él tiene una forma que me ha impresionado totalmente. Después hemos tenido la alegría de presentar al Papa nuestro pequeño trabajo, la “Casa do Menor”, presentarla a la Iglesia y a través de la Iglesia presentarla a Jesús.
Es la confirmación, a través de este Papa, que es un gran don del Espíritu Santo, la confirmación de lo que con humildad y también con fragilidad, tratamos hoy de hacer en la “Baixada Fluminense”, en la periferia de Río, al lado de los chicos a los que nadie quiere. Él siempre habla de ir a las calles, a las periferias, y yo puedo decir que hace 36 años que lo hago. Por tanto siento que Dios quiere esto.
– ¿Papa Francisco ha dicho algo especial en el encuentro personal, después de la Misa, sobre los sui meniños de rua, de la "Casa do Menor"?
Le he dado mi libro “Presencia” y él ha dicho: “¡Ah!, ¡Presencia!”. Yo le he dicho: “¡Usted es una presencia de amor!”. Él me ha dicho: “¡Rezad por mí, rezad por mí!”. Cuando le he dicho que trabajaba en la periferia con los chicos de la calle, él me ha dicho: “Un buen trabajo, un bello trabajo”. Después le he entregado las cartas de los chicos y le he dicho que queremos organizar una “copa del mundo” con chicos de la calle que hemos recuperado, una copa alternativa. Y añadí: “Necesitamos su ayuda y le hemos traído una carta”.
Después he bromeado: “Mire, soy piamontés como usted, de cerca de Asti, y le he traído una botella de vino de Asti y un turrón de Alba”. Él se ha reído. Después le he preguntado: “¿Le puedo dar un abrazo brasileño?” Y me ha respondido: “¡Sí!”. Entonces lo he abrazado como nosotros sabemos abrazar en Brasil. Le agradecí sus visita a Brasil, donde él entendió que para entrar en el pueblo brasileño, es necesario pasar a través del corazón.
– ¿Qué se lleva de este encuentro para los meninos de rua?
Llevo el amor que Dios tiene por estos chicos, a través de lo que el Papa ha mostrado con su abrazo, con su bendición. Nuestros niños, nuestros chicos, como he dicho muchas veces, necesitan sentirse hijos amados. La Iglesia, a través del Papa, en carne y hueso, es el amor de Dios para ellos. ¡Esto es lo que quisiera llevarles!
Artículo publicado originalmente por Radio Vaticano