El cardenal Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal comenzó su discurso en la Asamblea Plenaria pidiendo un “examen de conciencia al concluir el Año de la Fe”: “Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas”, expresó , recordando las palabras de Benedicto XVI en Porta Fidei.
“El Año de la fe solo cumplirá sus objetivos si nos ha ayudado a todos a despertar nuestra conciencia acerca de la magnitud del reto planteado por la crisis de la fe en tantas personas; una crisis que nos afecta también a nosotros —pastores, consagrados y laicos— cuando vivimos inmersos en la «mundanidad espiritual”, recordó el arzobispo de Madrid, recordando la denuncia que realiza con frecuencia el Papa Francisco.
Sobre los principales hitos que habría de ser recorridos, recordó la necesidad de “la escucha fiel de la Palabra”; el desarrollo de la liturgia de la Iglesia y la necesaria implicación del amor de Dios y a los hombres que se hace visible con la caridad: “La fe sin caridad no da fruto, y la caridad sin la fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda”.
Para el cardenal Rouco Varela, el itinerario marcado por Benedicto XVI al comienzo del Año de la Fe ha quedado confirmado por el Papa Francisco, “con una frescura humana y espiritual singulares”, en su primera encíclica, Lumen Fidei.
Situación política y social actual
El presidente de la Conferencia Episcopal mostró algunas implicaciones humanas y morales. Sobre las relaciones Iglesia-Estado consideró que “están suficientemente bien reguladas por los Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado Español firmados en 1979”. Para Rouco Varela: “Los Acuerdos reflejan fielmente tanto los principios enseñados por el Concilio Vaticano II a este respecto, como los que emanan de la Constitución Española de 1978”.
De igual manera, abordó los problemas morales de la crisis económica y mostró que “es necesario reducir sustancialmente el paro, en particular el que sufren tantos jóvenes, que incluso no han podido acceder nunca a un puesto de trabajo”. Para ello pidió “una conversión moral de todos los agentes sociales, que ha de manifestarse no solo en unos comportamientos respetuosos de las exigencias fundamentales de la justicia y de la solidaridad, sino, además, en actitudes de generosidad desprendida en favor del prójimo”.
El problema de la independencia o secesión catalana, también fue abordado en su discurso y, tras recordar que la CEE ha aclarado ya los criterios morales y pastorales, de justicia y caridad, mostró que “la unidad de la nación española es una parte principal del bien común de nuestra sociedad que ha de ser tratada con responsabilidad moral”, defendiendo el “ respeto de las normas básicas de la convivencia —como es la Constitución Española— por parte de quienes llevan adelante la acción política”.
El matrimonio y la familia sigue teniendo problemas “muy graves y de honda repercusión”, según el arzobispo de Madrid. “Es verdad que las leyes no son ni pueden ser la única ni tal vez la principal solución de estos problemas”, afrimó el cardenal Rouco Varela, “pero las leyes injustas contribuyen mucho al agravamiento de los problemas”. Por todo ello, pidió que se corrija y mejore la figura jurídica del matrimonio es su especificidad.
Finalmente el terrorismo y la actual derogación de la Doctrina Parot también tuvo un apartado en su discurso: “Nos preocupa también que las heridas causadas por el terrorismo a tantas víctimas y a la sociedad entera no se curen por el camino del arrepentimiento, del propósito de la enmienda y de la satisfacción de las víctimas”.
La libertad religiosa y el drama en Filipinas fueron los temas abordados por el cardenal Rouco Varela en su alusión a la situación internacional: “Muchos se han visto obligados a abandonar sus casas y su patria para poner a salvo la vida o la tranquilidad de sus familias”, recordando como en Siria los cristianos “malviven en los países vecinos, hacinados en campos de refugiados”.
Plan Pastoral de la CEE
El arzobispo de Madrid hizo balance del Año de la Fe en clave del Plan Pastora de la CEE y destacó lo vivido en la beatificación de los Mártires: “Fue aquel un domingo luminoso que hará historia”.
“En efecto, los mártires del siglo XX, fueron cristianos sustanciales”, destacó el cardenal Rouco Varela: “El papa nos exhortaba no solo a imitarlos, sino a pedirles ayuda”.
Para el arzobispo de Madrid: “La «cultura de la muerte», que ensombrece los grandes logros del mundo moderno, ha de ser iluminada por la luz de la fe. Ha de ser alumbrada una esperanza más fuerte que la muerte” y recordó cómo “las ideologías inmanentistas del siglo XX sofocaron esa esperanza y sembraron Europa y el mundo entero de millones de víctimas y de mártires”.
También tuvo palabras para el nuevo catecismo de la CEE que será publicado en los próximos meses: “Nos alegramos mucho de poder hacer este anuncio al concluir el Año de la fe, porque los catecismos son instrumentos imprescindibles para una buena catequesis, sin la cual no es posible una buena transmisión de la fe”.
Hoy celebramos a...