El nuncio papal en Estados Unidos, en nombre del prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, monseñor Müller, recuerda en una carta que ha tenido gran resonancia pública en todo el mundo, que “a los clérigos y los fieles no se les permite participar en encuentros, conferencias o celebraciones públicas en las que la credibilidad de las “apariciones” (de Medjugorje) pueda tomarse como garantizada”.
Con fecha del 21 de octubre de 2013, la carta se refiere a un breve giro por varias parroquias de EE.UU. de “uno de los llamados videntes de Medjugorje, el señor Ivan Dragicevic”, tenía previsto para finales de octubre. Los actos fueron a continuación cancelados. La carta confirma que la CDF está aún “en proceso de investigación sobre ciertos aspectos doctrinales y disciplinarios del fenómeno de Medjugorje”, pero recuerda al mismo tiempo, que “todos deberían aceptar la declaración, con fecha del 10 de abril de 1991, de los obispos de la ex República de Yugoslavia, que afirma: “Sobre la base de la investigación realizada, no es posible afirmar que hubo apariciones o revelaciones sobrenaturales”.
Según explica a Aleteia James Hitchcock, profesor de historia de la St. Louis University, esta carta “no anticipa necesariamente el juicio definitivo del Vaticano, pero no es un buen signo para los devotos de Medjugorje”.
“Dado que la carta era del nuncio papal en EE.UU., no parece referirse a nada exterior a EE.UU., por ejemplo, el propio Medjugorje. Parece que el Vaticano estaba preocupado por la visita prevista del ‘vidente’ a Estados Unidos, incluyendo apariciones en parroquias. Presumiblemente, apariciones en lugares neutrales no deberían estar bajo esta prohibición”.
Richard H. Bulzacchelli, profesor adjunto de Teología de la School of Arts & Sciences en el Aquinas College, está de acuerdo en que la carta no es definitiva contra Medjugorje, aunque no es un buen augurio para los que creen en Medjugorje. “La redacción de la carta es cautelosa, pero apunta más en la dirección del escepticismo que la del respeto”.
“Aún así, la Iglesia no condena el fenómeno, pero enfatiza que actualmente, la Iglesia no tiene manera de afirmar que es auténtico, y por tanto, cualquier actividad relacionada con el fenómeno de Medjugorje debería empezar desde esta premisa, que ha sido la política oficial de la Iglesia durante estos veintidós años”.
Sobre si la carta supone un juicio negativo de la Iglesia sobre Medjugorje, el vicepresidente de la Mariological Society of America Robert Fastiggi es difícil decirlo. “Quizás lo es, pero es difícil decirlo”. También se refiere a la limitada naturaleza de las restricciones de la carta. “No creo que signifique que la gente no pueda visitar Medjugorje. Sencillamente dice que no pueden participar en celebraciones públicas que den por garantizada la autenticidad de las apariciones”.
Kelly Bowring, autor de The Secrets, Chastisement, and Triumph of the Two Hearts of Jesus y Mary and Dear Children: The Messages of Medjugorje, afirma que “Técnicamente, la carta no afirma nada nuevo sobre la autenticidad o el estatus de las supuestas apariciones de Medjugorje, que la Santa Sede está investigando, y que por tanto permite seguir leyendo, meditando y difundiendo los mensajes y visitar Medjugorje de forma privada. En otras palabras, lo que la carta subraya es que sacerdotes y laicos no deben nunca creer de que las apariciones que no han sido aprobadas puedan ser asumidas como tales. Esto no es nuevo”.
“Lo que es nuevo es el énfasis de la carta en la necesidad de la discreción pastoral, lo que implica que es importante no dar siquiera la impresión de ‘credibilidad de que se da por aprobada’ o ya asumida…”
Ronald J. Rychlak, profesor de la Facultad de Derecho de la University of Mississippi, también afirma que la carta no dice nada particularmente nuevo. “La Iglesia es siempre prudente cuando se trata de revelaciones privadas, y ésta lo es. La gente tiene tendencia a adherirse a las cosas y, a veces, a darles su ‘toque’ personal. La Iglesia no está condenando a las visiones ni tampoco pone la mano sobre decisiones futuras, sino que está reiterando su doctrina tradicional sobre esta materia”.
Monseñor Charles M. Mangan, de la diócesis de Sioux Falls, toma la carta como un inteligente movimiento pastoral por parte de la Santa Sede. “La carta de monseñor Viganò en nombre de monseñor Müller es un oportuno recordatorio de que los acontecimientos ligados a Medjugorje siguen siendo investigados, y que tanto los fieles como el clero necesitan tener precaución ante cualquier reivindicación de su carácter sobrenatural”.
“Esta carta es una muestra natural de la preocupación de los pastores de la Iglesia por el Pueblo de Dios. Sea cual sea la decisión final respecto a la naturaleza sobrenatural de los acontecimientos relacionados con Medjugorje, los pastores de la Iglesia tienen el derecho y la obligación de vigilar estos eventos y proteger a sus hijos e hijas del error y el escándalo".
Por su interés, reproducimos a continuación una versión española de la carta enviada por el nuncio apostólico en EE.UU., monseñor Viganò, al secretario de la USCCB, monseñor Ronny Jenkins
Reverendo monseñor Jenkins
Escribo a petición de Su Excelencia, reverendísimo monseñor Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cual pide, que los obispos de Estados Unidos sean avisados, una vez más, de lo que sigue (cf. Mi carta del 27 de febrero de 2013, con el mismo número de protocolo). Por tanto, su excelencia desea informar a los obispos de que uno de los llamados videntes de Medjugorje, el señor Ivan Dragicevic, está previsto que acuda a determinadas parroquias del país, y que en ese momento haga presentaciones sobre el fenómeno de Medjugorje. Se ha anunciado, además, que el señor Dragicevic recibirá “apariciones” durante las sesiones previstas.
Como usted sabe, la Congregación para la Doctrina de la Fe está en proceso de investigación sobre ciertos aspectos doctrinales y disciplinarios del fenómeno de Medjugorje. Por esta razón, la Congregación ha afirmado que, respecto a la credibilidad de las “apariciones” en cuestión, todos deberían aceptar la declaración, con fecha del 10 de abril de 1991, de los obispos de la ex República de Yugoslavia, que afirma: “Sobre la base de la investigación realizada, no es posible afirmar que hubo apariciones o revelaciones sobrenaturales”. Sigue, además, que a los clérigos y los fieles no se les permite participar en encuentros, conferencias o celebraciones públicas en las que la credibilidad de dichas “apariciones” pueda tomarse como garantizada.
De cara, por tanto, a evitar el escándalo y la confusión, el arzobispo Müller pide que los obispos sean informados sobre este asunto tan pronto como sea posible.
Aprovecho esta oportunidad para presentarle mis sentimientos de profunda estima, y quedo
Sinceramente suyo en Cristo
+ Carlo María Viganò
Nuncio Apostólico
Con información de Brantly Millegan, miembro de la edición inglesa de Aleteia
Hoy celebramos a...