Crean lo que leen, enseñen lo que creen y practiquen lo que enseñan
En el estadio Luna Park, tradicional escenario pugilístico porteño que providencialmente desde hace unos meses es propiedad de la Iglesia, el recién nombrado Arzobispo de Buenos Aires monseñor Jorge Mario Bergoglio presidió el 24 de octubre de 1998 la primera ordenación sacerdotal de su vida.
La celebración estuvo marcada por el recuerdo del entonces recientemente fallecido cardenal Antonio Quarracino. Fue Quarracino el principal promotor y “descubridor” del padre Bergoglio, a quien tuvo primero como Obispo Auxiliar y luego como coadjutor.
Catorce diáconos, cuyas edades oscilaban entre los 25 y los 35 años, fueron ordenados ese día. La frase elegida para la celebración fue: “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él”. Hoy, entre ese grupo, uno de los sacerdotes es párroco de San Ignacio, templo recientemente profanado por jóvenes en una noticia que recorrió el mundo; otro centra su pastoral en las villas de Buenos Aires; uno es capellán en el Hospital Muñiz, nosocomio especializado en infecciones, en el cual, entre otras iniciativas, impulsa una radio de onda corta para los pacientes; otro es párroco y es especializado en medios de comunicación…
Según cuenta el diario La Nación en la crónica del día siguiente, Bergoglio “los exhortó a compenetrarse con Cristo para anunciar el Evangelio, la palabra de Dios, que ellos mismos recibieron con felicidad”. Y, como repitió en varias ordenaciones más que presidió durante sus años de Arzobispo en Buenos Aires, les dijo: “Meditando la Ley del Señor, crean lo que leen, enseñen lo que creen y practiquen lo que enseñan”.
La ceremonia se realizó en el Luna Park, magnífico estadio en pleno centro de Buenos Aires, popular por haber albergado las más importantes peleas de box, además de espectáculos con artistas como Frank Sinatra o Luciano Pavarotti. Debido a la magnitud de asistentes esperadas, los organizadores vieron que no alcanzaría ni el más amplio de los templos porteños. El Luna Park ya había sido sede del encuentro de Juan Pablo II con los empresarios argentinos en su visita de 1987. Entre la comitiva que asistió a solicitarle el predio para la ordenación al dueño Juan Carlos Lectoure, quien aceptó gustosamente, estaba el actual arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, por entonces formador en el Seminario.
Fallecido Lectoure en 2002, hasta febrero de este año el Luna Park tenía como propietaria a su tía, Ernestina Devecchi. Pero la buena voluntad de Ernestina hizo que el Luna Park vuelva a unir su destino a la Iglesia. En su testamento Devecchi ordenó que la propiedad del estadio en el que por primera vez ordenó sacerdotes el actual Papa Francisco quede en manos de la Sociedad Salesiana de Don Bosco y de Cáritas.