La Santa Sede apoya totalmente las negociaciones palestino-israelíes en “Ginebra 2” sobre Siria
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La Santa Sede mira con esperanza la reanudación de las negociaciones entre israelíes y palestinos. Es lo que destacó, ayer, el arzobispo Francis Chullikatt en el debate del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Oriente Medio. El observador permanente de la Santa Sede en el Palazzo di Vetro, expresó, además, su esperanza de que la conferencia “Ginebra 2” ayude a llevar la paz a Siria. El prelado hizo también un llamamiento a liberar al mundo de las armas nucleares.
Es un momento crucial para los pueblos de Oriente Medio. Es lo que afirmó mons. Chullikatt que, hablando al Consejo de Seguridad de la ONU, expresó la satisfacción de la Santa Sede por el renovado empeño de israelíes y palestinos en las negociaciones “directas, serias y concretas”. Nuestra esperanza, dijo, es que se pueda asistir a un “nuevo y reforzado proceso de paz”. El observador vaticano recordó que es siempre la población civil la que paga el precio más alto en una guerra. Y afirmó que “una solución política” es también “la mejor solución” para resolver las crisis humanitarias de Oriente Medio, desde el apoyo a los refugiados hasta el desarrollo económico. Mons. Chullikatt no ha dejado de referirse a la grave situación en Siria, haciéndose eco de la llamada de Papa Francisco por la paz. Como “primer paso urgente, dijo el prelado, la Santa Sede pide a las partes del conflicto, que pongan inmediatamente fin a la violencia y que comience un auténtico proceso de paz con la Conferencia Ginebra 2, programada para el próximo mes”.
Monseñor Chullikatt ha puesto el acento en la terrible condición en la que viven más de 4 millones de desplazados en el interior de los límites sirios y más de dos millones de refugiados en los estados limítrofes. El desafío que deben afrontar estos países en la asistencia de los refugiados, advirtió, puede tener “un impacto desestabilizador para la región entera”.
La Iglesia Católica, aseguró mons. Chullikatt, permanece comprometida en primera línea en la provisión de asistencia humanitaria a la población, sin distinción de pertenencia étnica o religiosa. Por otro lado, el prelado recordó “el éxodo preocupante” de los cristianos de sus tierras de origen a causa de fuerzas extremistas que atacan las comunidades cristianas con “violencia ciega”. Los mismos cristianos, dijo, se ven “obligados a huir dejando a sus espaldas dos mil años de historia inseparable de la cultura de la región. “Es inaceptable”, advirtió, que se repita lo mismo que en Iraq, donde “la violencia sectaria redujo un 70% la población cristiana”.
Además de en el Consejo de Seguridad, mons. Chullikatt intervino también en la Asamblea general sobre el tema del desarme. El prelado definió de “importancia histórica” la resolución sobre el desmantelamiento de las armas químicas en Siria, pero lamentó la resistencia de algunos grandes países para encontrar un camino y deshacerse de las armas nucleares. “Es amargamente irónico –comentó el observador vaticano- que alguno estados levanten la voz en la condena de las armas químicas pero luego se callan su posesión de armas nucleares”
La comunidad internacional, afirmó, debe “hablar y actuar unido para apartar todas las armas de destrucción masiva”. En un mundo interconectado, prosiguió, no podemos arriesgarnos a caer en la globalización de la indiferencia”. “Debemos poner fin al militarismo miope, concluyó, y comenzar a concentrarnos en las verdaderas necesidades de a familia humana”.