En marcha una “Fazenda de la Esperanza” en Tucumán

Monseñor José Melitón Chávez, quien es el encargado de la Pastoral Social de la arquidiócesis de Tucumán, en Argentina, indicó a una televisora local que ya se puso en marcha el proyecto "Fazenda de la esperanza", el programa de rehabilitación para drogodependientes que nació en el Brasil y que en Argentina ya cuenta con seis comunidades trabajando para la recuperación de niños, jóvenes y adultos.

En Argentina se encuentran ya en funciones el Centro Masculino "Nuestra Señora. de Luján" – Dean Funes – Córdoba; el Centro Masculino: "Nuestra Señora. de Lourdes" La Rioja; el Centro Masculino: "Santa Mónica" Aguilares – Tucumán; el Centro Masculino: "San Lorenzo" Florencio Varela-Buenos Aires y el Centro Femenino: "Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa" Quilino -Córdoba

Una Palabra que es Vida

Las “Fazendas de la Esperanza” tienen como virtud el “poner la Palabra de Dios en el centro de la propia existencia”. El origen de este estilo de vida proviene del Movimiento de los Focolares. Chiara Lubich (1920), es fundadora de esa realidad eclesial y de ella nació la inspiración de escoger una Palabra para ser puesta en práctica y, después, compartir las experiencias hechas sobre su impulso. Esos círculos de convivencia se denominaron de "Palabra de Vida".

Los primeros pasos de la Fazenda en Brasil se dieron porque “fray Hans Stapel comulgaba de esta espiritualidad, no podía dejar de impregnar el ambiente a su alrededor, de forma que en la parroquia Nossa Senhora da Glória, en Guaratinguetá, se inicio un grupo animado por este estilo”.

De este hacia parte Nelson Giovanelli que, más tarde, motivado por la “Palabra de Vida” de aquel mes de abril de 1983, se aproximó a la esquina cerca de su casa, donde jóvenes consumían y vendían drogas. Cuando el primero pidió ayuda para liberarse del vicio, la propuesta de Nelson fue exactamente la de fray Hans: elegir una Palabra todos los días y hacerla vida cotidiana

“Esta propuesta se volvió el método de recuperación de la Fazenda da Esperança. La principal característica que se agrega a otras tan importantes: la convivencia y el trabajo. Viviendo el Evangelio, muchos jóvenes descubrirán y descubren el sentido de la vida. Llenos de esperanza van por el mundo, llevando Dios a muchos otros”, dice la página web de las Fazendas.

Primer paso a la esperanza

En diálogo con la televisión local, monseñor Chávez explicó el trabajo que se desarrolla en la Fazenda: “Es un programa de un año que consiste en una convivencia voluntaria por parte del recuperando, al que se le propone trabajo, convivencia y espiritualidad, como base de la superación de su propia persona”. Y resaltó: “Lo ayudamos a replantear su vida, que ha sido destruida por las drogas”. Monseñor Chávez, aclaró que el tratamiento no responde a pautas médicas oficiales o a un protocolo médico, y destacó el papel de la familia y los amigos del adicto.

Por su parte, Romina Rodas, referente del centro comunitario, se refirió a los grupos de "Esperanza viva", que son el primer contacto que tienen las personas que sufren de adicciones con la Fazenda: "Las personas llegan con el problema de la droga, con los brazos caídos y allí encuentran el primer paso a la esperanza".