Declaración en el XXII Encuentro Internacional Judeo-Católico
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La comunidad católica y la comunidad judía pidieron a los políticos que protejan legalmente “a todos aquellos que ejerciten el derecho a la libertad religiosa, incluido el ritual de sacrificio de animales, la circuncisión y el hecho de poder mostrar símbolos religiosos en lugares públicos”.
Mediante una declaración final conjunta, al término del XXII Encuentro Internacional Judeo-Católico que se ha celebrado en Madrid del 13 al 16 de octubre, realizan un llamamiento a los líderes políticos y religiosos y a las instituciones “para que aseguren la integridad física de estas personas y protejan su derecho a cambiar o abandonar sus creencias religiosas y a educar a sus hijos de acuerdo a sus creencias”.
En el comunicado muestran su intención de trabajar juntos “contra la persecución por motivos religiosos”, alertar sobre estos problemas y garantizar “los plenos derechos independientemente de la identidad étnica o religiosa, en Oriente Medio y en cualquier otra parte”.
"Hemos examinado las dificultades a las que nuestras tradiciones religiosas se enfrentan hoy en día: violencia, terrorismo, extremismo, discriminación y pobreza", enumeran, al tiempo que aseguran que les "entristece profundamente que se tome el nombre de Dios en vano" y que deploran la "manipulación política" de la religión.
Entre otras cosas, reclaman que “las enseñanzas antisemitas desaparezcan de libros de texto y discursos en todo el mundo, así como las expresiones "anticristianas".
El documento “'Nostra aetate”, desarrollado durante el Concilio Vaticano II ha estado presente en todo el trabajo realizado y reconocen que abrió "una nueva senda" en las relaciones entre ambas confesiones, y los documentos posteriores de la Santa Sede que implementan esta Declaración.
Así, renuevan su compromiso para educar a sus respectivas comunidades en "el conocimiento y respeto del otro" y se comprometen a cooperar para mejorar las vidas de pobres, enfermos, refugiados, víctimas del tráfico humano y para "proteger la creación de Dios de los peligros del cambio climático".
