¿Qué hay que hacer para llegar a la santidad? ¿Sólo las personas excepcionales pueden?Ustedes serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo" (Lev 19,2).
En el Antiguo Testamento el hebreo Kadosch (santo) significaba estar separado de lo secular o profano y dedicado al servicio de Dios.
El pueblo de Israel se conocía como santo por ser el pueblo de Dios. Este mismo concepto se expresa en griego a través del término Agiós (santo, puro, dedicado).
Muchas citas bíblicas nos invitan a ser santos: "Ustedes serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo" (Lev 19,2). Y a veces pensamos que es un estado de vida destinado solamente algunos creyentes reconocidos; sin embargo, el llamado a la santidad es para todos, una santidad que no significa separación del mundo, sino coherencia de vida" la mayoría de los santos se distinguieron por eso, por su conducta, por su generosidad y fidelidad; por superar las pruebas de la fe. En pocas palabras, podemos decir que se hicieron santos en lo ordinario.
Entendida la santidad de esa manera, usted puede saber si va por el camino de la santidad. ¿Cómo está respondiendo a la misión que se le ha encomendado? ¿Su vida práctica coincide con los principios básicos de la fe? ¿Es una persona feliz? ¿Se preocupa por los demás?
Vale la pena mencionar un texto del evangelio de Mateo, que relata cómo un joven se acercó a Jesús para preguntarle qué era lo que tenía que hacer para alcanzar la vida eterna. La respuesta de Jesús fue: "Cumple los mandamientos". Pero el joven, habiéndolos cumplidos desde pequeño, quería más. Entonces le dijo: "Ve, vende todo lo que tienes, repártelo a los pobres y luego ven y sígueme". El joven no respondió, y se fue muy triste, porque tenía muchos bienes (Mt 19,16-22).
Todos estamos llamados a la santidad y para ello nos ayuda escuchar y cumplir la Palabra de Dios, vivir los sacramentos y llevar, en medio de todas nuestras limitaciones, una vida coherente.
Finalmente, tengamos presente el mandamiento más importante: "Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo", en eso se resumen la ley y los profetas.