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La soledad, uno de los grandes problemas del sistema sanitario

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Alvaro Real - publicado el 16/09/13

El Centro San Camilo explica la situación actual de los cuidados paliativos

El cambio del tejido social y familiar esta propiciando que cada vez sean más las personas que se acercan al final de la vida en situación de soledad ya sea emocional o social. Pablo Sastre Moyano, responsable médico del Centro Asistencial San Camilo y Jefe de Servicio de la Unidad de Cuidados Paliativos San Camilo, explica a Aleteia como algunos enfermos antes de morir viven esta sensación de soledad: “es una experiencia indeseada similar a la depresión y la ansiedad”.

Aunque los cuidados paliativos llevan años desarrollándose, la cobertura no llega a todos los ciudadanos y según explica Pablo Sastre, “la ausencia de una acreditación para el especialista en estos temas tiene "graves repercusiones asistenciales" ya que "no garantizaría una atención de calidad".


¿Cuál es la situación actual de los Cuidados Paliativos en España?

Los cuidados paliativos se desarrollan en España desde hace 20 años como una corriente muy potente. Aunque es indudable el aumento de enfermos y familias atendidos por equipos específicos de cuidados paliativos en España, la cobertura de cuidados paliativos apenas alcanza a la mitad de la población y existen grandes desigualdades asistenciales dentro del territorio nacional e incluso dentro de la misma provincia existen diferencias entre zonas urbanas y rurales.

En la atención en cuidados paliativos se considera básica la posibilidad de la continuidad de los cuidados independientemente de la ubicación física del enfermo, y en esa red asistencial todavía quedan muchas cosas por hacer.

¿Tienen acceso todos los ciudadanos dentro del territorio nacional a los cuidados paliativos?

La atención a los enfermos en fase terminal debería ser una prioridad en un país civilizado, y en España a pesar de los avances experimentados, continúan muriendo muchos enfermos con sufrimiento evitable. Es lamentable que no se cumplan las reiteradas promesas de los políticos para lograr un adecuado desarrollo de los cuidados paliativos con una distribución justa de los recursos que garantice la equidad en la prestación de servicios permitiendo el acceso a cuidados dignos sin distinción geográfica.

Se habla de la libre elección de médico pero no se permite elegir al enfermo el lugar donde vivir su enfermedad y la posibilidad de elegir donde morir. Con un desarrollo adecuado de unidades específicas de equipos de cuidados paliativos se puede asegurar la cobertura de la población con una continuidad de cuidados adecuada.

¿Los recortes sanitarios también están afectando a los cuidados paliativos?

La escasez de recursos es el principal argumento para la implementación de servicios de cuidados paliativos ya que consiguen optimizar los recursos al disminuir las pruebas innecesarias, la utilización de los servicios de urgencias y la disminución de los ingresos hospitalarios en unidades de agudos. Según palabras del Dr. Álvaro de la Gándara, Presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), los cuidados paliativos "ahorran dinero" al Sistema Nacional de Salud al tiempo que "ahorran sufrimiento" al paciente terminal.

Lo más preocupante de la situación actual es la falta de definición de objetivos claros para el desarrollo y la implantación definitiva de un Programa Nacional Integral de Cuidados Paliativos que facilitaría la máxima calidad asistencial con un gasto eficiente.

Hace poco conocíamos cómo se frenaba la acreditación de los profesionales en Cuidados Paliativos a través del Área de Capacitación Específica (ACE) ¿Qué supone esto para la actividad cotidiana?

La Sociedad Española de Cuidados Paliativos pidió al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad que desarrollara un área de capacitación específica que permita acreditar la formación de quienes trabajan en las unidades de cuidados paliativos atendiendo a pacientes en situación terminal. El área de capacitación específica (ACE) permitiría acreditar que los profesionales que trabajan en las más de 400 unidades de Cuidados Paliativos que hay en España están "debidamente formados" en la atención de enfermos en situación terminal.

El temor a que el Real Decreto que regula la troncalidad y otros aspectos del Sistema de Formación Sanitaria Especializada en Ciencias de la Salud no incluyera finalmente este reconocimiento se ha confirmado. Este reconocimiento sería un aval de nuestra formación y experiencia, como sucede con el resto de especialidades o subespecialidades. En la mayoría de países de Europa se acredita la formación de estos profesionales (En Reino Unido, Irlanda y Polonia como especialidad, y en 9 países más como subespecialidad).

Sin embargo, aunque en el primer borrador del RD que elaboró el Ministerio sí que estaba incluida una ACE sobre Cuidados Paliativos, en documentos posteriores ha "desaparecido", lo que se considera una "absoluta falta de sensibilización hacia el paciente en situación terminal". La ausencia de esta acreditación tendría "graves repercusiones asistenciales" ya que "no garantizaría una atención de calidad".

¿Es consciente la sociedad de la necesidad del acompañamiento y el cuidado a las personas que van a morir?

La pregunta sería: ¿Donde se encuentra el límite entre la soledad escogida y el abismo de la soledad sobrevenida?. La soledad debiera ser una de las bestias que habría que abatir en el entramado sanitario; un objetivo específico en lugar de ser un añadido de terapias consideradas esenciales, como la lucha contra la depresión, según Eduardo Punset. Una ponderación de las encuestas efectuadas en Estados Unidos indica que, de una muestra superior a 20.000 entrevistados, casi un 30 por ciento se ven afectados por sentimientos persistentes de soledad.

Tres características definen la soledad: es el resultado de relaciones sociales deficientes, constituye una experiencia subjetiva ya que uno puede estar solo sin sentirse solo o sentirse solo cuando se halla en grupo; y, por último, resulta desagradable y puede llegar a generar angustia. La soledad, salvo excepciones, es una experiencia indeseada similar a la depresión y la ansiedad. Es distinta del aislamiento social, y refleja una percepción del individuo respecto a su red de relaciones sociales, bien porque esta red es escasa o porque la relación es insatisfactoria o demasiado superficial.

Se distingue dos tipos de soledad: la emocional, o ausencia de una relación intensa con otra persona que nos produzca satisfacción y seguridad, y la social, que supone la no pertenencia a un grupo que ayude al individuo a compartir intereses y preocupaciones. Parece, por otro lado, que la soledad está relacionada con la capacidad de las personas para manifestar sus sentimientos y opiniones. Cuando nuestra habilidad para relacionarnos es deficiente, aumenta la probabilidad de que nos quedemos solos ya que las relaciones que mantenemos son menos entusiastas y empáticas. La soledad está muy relacionada con la pérdida de relaciones con ese conjunto de personas significativas en la vida del individuo y con las que se interactúa de forma regular.

Todas estas situaciones se agudizan en la sociedad actual en profundo cambio del tejido social y familiar, siendo muchas la personas que se acercan al final de la vida en situación de soledad ya sea emocional o social. De ahí la importancia del desarrollo de redes con participación fundamental del voluntariado integrado y supervisado en equipos específicos de cuidados paliativos para acompañar a los que lo deseen respetando su intimidad e independencia.

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