No hay que tomar un elixir ni beberse en una fuente, ni encontrar la puerta a otra dimensión. Vivir eternamente está al alcance del hombre, según explicó Jesús hace dos mil años. Son diez sencillas reglas… otra cosa es cómo ponerlas en práctica -imposible sin la ayuda de la gracia, pero esa es otra historia.
“¿Qué hemos de hacer de bueno para conseguir la vida eterna?” (Mt. 19,16) fue la pregunta directa y contundente del joven (pregunta que nos hacemos también tantos de nosotros cada día).
La respuesta del interlocutor no se hizo esperar: “Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”. Hasta aquí todo claro. Sí, pero exactamente “¿Cuáles mandamientos?”.
La pregunta parecía retorica. Todos saben cuales son los mandamientos, ¿o no? En todo caso el joven quiso correr el riesgo, tal vez como provocación, es decir, para comprobar si esos viejos mandatos dados por Dios tantos siglos atrás seguían teniendo vigencia o debían ser actualizados (algo que también tantas veces hemos escuchado ¿o pensado?).
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