No existe cristiano sin Jesús. Y Jesús no está cuando el cristiano responde a mandamientos que no llevan a Cristo o no vienen de Cristo.
El papa Francisco, durante la misa celebrada el 7 de septiembre de 2013 en la Casa Santa Marta, insistió en la centralidad de Cristo.
Y puso en guardia a los cristianos de seguir revelaciones privadas ya que la revelación –dijo- concluyó en Cristo.
En la homilía prosiguió la reflexión que el 6 de septiembre propuso sobre las lecturas en las que Jesús era presentado como el esposo de la Iglesia.
La cita evangélica de hoy, tomada de Lucas (6, 1-5), relata el episodio de la discusión de Jesús con los fariseos, que acusan a los apóstoles de haber violado el reposo del sábado, cogiendo y comiendo el grano de las espigas.
Jesús en el centro
En este fragmento del Evangelio, Jesús, destacó el Papa, se presenta como alguien más con respecto al evangelio del viernes, “y dice: Yo soy el Señor, el Señor también del sábado. En otra parte dirá: el sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el sábado. La centralidad de Él es la centralidad del cristiano con respecto a muchas cosas. Jesús es el centro, es el Señor”.
Una definición que –destacó el Papa- “no entendemos bien” porque “no es fácil entenderlo”.
Lo que sí que está claro es que Jesús “es el Señor” en cuanto a que “Él tiene el poder, la gloria, la victoria. Es el único Señor”.
Citando la carta de san Pablo a los Colosenses (1, 21-23) Francisco resaltó que es el mismo apóstol el que recuerda que “Jesús nos ha reconciliado en el cuerpo de su carne mediante la muerte –reconciliándonos a nosotros- para presentaros santos, inmaculados e irreprensibles ante Él, para que estéis firmes en la fe”.
Jesús, resumió el Papa, es el centro que nos regenera y nos funda en la fe. Sin embargo, los fariseos –continuó- ponían en el centro de su religiosidad muchos mandamientos.
"Y Jesús les dice: Imponen fardos pesados en las espaldas de las gentes”.
¿Cristianos sin Cristo?
Si no está Jesús en el centro, destacó el Pontífice, “hay otras cosas”. Y a día de hoy “encontramos a muchos cristianos sin Cristo, sin Jesús".
Por ejemplo los que tienen la enfermedad de los fariseos y son cristianos que ponen su fe y su religiosidad, su cristiandad, en muchos mandamientos: ¡Ah! Debo hacer esto, debo hacer lo otro. Cristianos de comportamientos”: que hacen las cosas, explicó, porque se deben hacer, pero en realidad “no saben por qué lo hacen”.
Pero “¿dónde está Jesús?”, se preguntó el papa Francisco. Después prosiguió: “Un mandamiento es válido solo si viene de Jesús”.
Alerta a las revelaciones espectáculo
Hay, añadió, “otro grupo de cristianos sin Cristo: aquellos que buscan cosas un poco raras, un poco especiales, que van detrás de revelaciones privadas”, mientras que la Revelación concluyó con el Nuevo Testamento.
El Papa advirtió en estos cristianos la voluntad de ir “al espectáculo de la revelación, a escuchar las cosas nuevas”. Pero –es la exhortación que el papa Francisco les dirige- “¡toma el Evangelio!”.
Una regla y un signo para evaluar
Entre los cristianos sin Cristo el Pontífice mencionó a “los que se perfuman el alma pero no tienen virtud porque no tienen a Jesús”.
¿Cuál es entonces la regla para ser un cristiano con Cristo? ¿Y cuál es el signo de que una persona es un cristiano con Cristo?
Se trata de una regla –explicó el Papa- muy simple: "es válido lo que viene de Jesús. Jesús es el centro, el Señor, como Él mismo dice”.
Por tanto si una cosa lleva o viene de Jesús “ve adelante”, exhortó el Papa; pero si no viene o no lleva a Jesús “entonces es un poco peligroso”.
Y a propósito del “signo” dijo: “Es un signo sencillo el del ciego de nacimiento del que se habla en el Evangelio de Juan, en el capítulo nueve. El Evangelio dice que se postró ante Él para adorarle. Un hombre y una mujer que adora a Jesús es un cristiano con Jesús. Pero si no adoras a Jesús, algo te falta”.
Entonces “una regla y un signo”, concluyó el Pontífice. “La regla –dijo- es: soy un buen cristiano, estoy en el camino del buen cristiano si hago lo que viene de Jesús o lo que me lleva a Jesús, porque Él es el centro. El signo es la adoración ante Jesús, la oración de adoración ante Jesús”.