Cuando es privación voluntaria y generosa de algo propio, es un mecanismo liberador y sanante de muchas heridas
Monseñor Baltazar Enrique Porras Cardozo, arzobispo de Mérida, en Venezuela, ha escrito una brillante reflexión sobre el tema del ayuno propuesto por el Papa Francisco para contribuir a detener la guerra en Siria.
En estos momentos en que el G-20 reunido en San Petersburgo, en Rusia, debate sobre el tema de Siria y la posible intervención militar de los Estados Unidos –con la presencia de Barak Obama, presidente de la nación americana—la participación de los cristianos y de las mujeres y hombres de buena voluntad, es decisiva para detener una conflagración que podría, según han dicho los especialistas, convertirse en una conflagración de carácter regional y hasta global.
Privación generosa
Monseñor Porras Cardozo, comienza recordando que vivimos en un mundo de “saciados”. Unos están saciados “porque lo tienen todo y se olvidan de los demás; y otros porque a través de la publicidad o del abuso del poder pretenden comprar conciencias y voluntades”. Estos tratan, según el arzobispo de Mérida, “de no dejar pensar a la gente, de no darles oportunidad a que piensen, de humillarlos al tener que arrodillarse ante quien intenta manipular, bozalear a los humanos”.
Comentando ya el tema, el prelado venezolano recuerda que el ayuno, “cuando es privación voluntaria y generosa de algo propio, es un mecanismo liberador y sanante de muchas heridas”. En este sentido, también puede sanar las heridas externas, los problemas sociales o geopolíticos, como en el caso de las difíciles situaciones en Medio Oriente.
“La convivencia entre personas, instituciones o sociedades es tarea ardua porque los puntos de vista y las realizaciones de cada quien no coinciden con los gustos o necesidades de los otros”, escribe monseñor Porras Cardozo. Acto seguido, enfrenta el tema de la paz en el Medio Oriente, al cual califica de “espinoso”. Sin nombrar actores, el arzobispo de Mérida subraya que la violación a los derechos humanos “es hábito de vieja data en gobiernos que se sienten dueños de todo, incluida la vida de los ciudadanos, sobre todo cuando son disidentes”.
No más odios ni exclusiones
Más adelante, el prelado, quien ha enfrentado críticamente a los gobiernos últimos de Venezuela, fija su atención, justamente, en las posibilidades que una iniciativa como la del Papa Francisco para el próximo sábado 7 de septiembre pudiera implicar en su propio país. Al respecto subraya que “nuestra patria está transida por una violencia creciente que no sólo se manifiesta en el escalofriante número de muertes, sino en el abuso permanente y compulsivo del poder en todos los campos. Se tienen derechos si se acatan sin chistar las directrices gubernamentales”.
Y en un duro párrafo señala que el silencio y la inmovilidad “se compran con miedos y con prebendas. Se aprueban leyes y se activan mecanismos que hacen del poder el esclavista de los tiempos modernos”.
Retomando la iniciativa que califica de sorprendente del Papa Francisco ante la posibilidad de una intervención militar estadounidense en Siria. El llamado a ayunar para desterrar el horror de la guerra del Papa nos ayuda a “desterrar de nuestro corazón todo sentimiento de odio y exclusión”, dice monseñor Porras Cardozo quien agrega que de esta forma “la oración y la penitencia adquieren sentido”.