La oposición habla de 1.300 fallecidos, representante vaticano invita a la prudencia
Un ataque con gas nervioso lanzado por las fuerzas gubernamentales de Siria al Este de Damasco el martes por la noche habría causado más de mil víctimas según informaciones del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos recogidas por Radio Vaticano. El Gobierno de Assad lo desmiente y la comunidad internacional ha reaccionado con dureza exigiendo claridad.
Imágenes durísimas llegan desde Ghouta, la zona fértil que rodea Damasco, donde según los activistas antigubernamentales, las fuerzas fieles a Bashar al-Assad habrían usado gas nervioso en los bombardeos del martes al miércoles:
miles de cadáveres apilados –la oposición habla de 1300 víctimas, cifra por confirmar todavía- y muchos niños, algunos muy pequeños, que muestran una evidente dificultad en la respiración.
Los ministros de exteriores europeos reunidos en Bruselas, y por la noche los Estados Unidos, han pedido una investigación a fondo de carácter urgente.
Sin embargo, aunque el Consejo de Seguridad de la ONU considera necesario que se aclaren las circunstancias de este ataque y el uso de armas químicas en Siria, en su reunión de urgencia de este miércoles, no logró el consenso para enviar a investigar a la zona del ataque a los técnicos que ya se encuentran en el país.
Prudencia
El observador permanente de la Santa Sede ante la Oficina de la ONU en Ginebra, monseñor Silvano Maria Tomasi, habló con prudencia del ataque, este jueves en Radio Vaticano. “No hay que acelerar un juicio sin tener suficiente evidencia”, declaró.
“La comunidad internacional, a través de los observadores de las Naciones Unidas, que ya están presentes en Siria, podría arrojar luz sobre esta nueva tragedia –continuó-. No se puede, en mi opinión, partir ya con un prejuicio, diciendo que este o aquel son responsables”.
El representante vaticano también mostró su aprecio por el diálogo y su oposición a recurrir a las armas, destacando que “la experiencia de intervenciones similares en Oriente Medio, en Irak, en Afganistán, muestran que la vía de la intervención armada no ha llevado ningún resultado constructivo. Continúa válido el principio: con la guerra se pierde todo”.
Finalmente, añadió que “para llegar a una solución justa debe evitarse una lectura parcial de la realidad de Siria y de Oriente Medio en general” y expresó su impresión de que “los grandes medios de comunicación no consideran todos los aspectos que crean esta situación de violencia y de conflicto continuo”, refiriéndose al ejemplo de Egipto, donde el apoyo indiscriminado a los Hermanos Musulmanes ha llevado a más violencia.
En referencia a Siria, afirmó que “hay intereses obvios: quien quiere un Gobierno sunita en Siria; quien quiere mantener una participación de todas las minorías”.
Y, para avanzar hacia la solución, propuso “respetar a todo ciudadano como ciudadano del país y después dejar que las identidades religiosas, étnicas, políticas, se desarrollen en un contexto de diálogo”.
Urge una solución
El nuncio de Damasco, monseñor Mario Zenari, lanzó un dramático llamamiento por la paz a través de los micrófonos de Radio Vaticano este miércoles: “Han sobrecogido a todos, creo, a todo el mundo, las imágenes que circulan por Internet y por televisión: es verdaderamente un shock para la comunidad internacional”, constató.
“Aquí la gente está muy harta y verdaderamente lanza un grito de alarma a la comunidad internacional para decir: “¡Ayudadnos para que esta guerra termine inmediatamente! Estamos hartos de la guerra, ¡no podemos más!, no se puede seguir delante de esta manera”. Creo que este grito surge del pueblo sirio que pide un esfuerzo mayor de la comunidad internacional para encontrar pronto una solución política a esta grave crisis”, dijo.
Refugiados en peligro
Al mismo tiempo, el nuncio del Papa transmitió la preocupación por la situación humanitaria de miles de sirios que están yendo al Kurdistán iraquí, una zona que no está preparada para gestionar tal flujo de personas.
En este sentido, el presidente de Unicef Italia, Giacomo Guerrera, señaló que en cinco días, más de 30.000 personas han atravesado el Tigris por el puente de Peshkabur, al norte de Irak, porque es un nuevo camino que se ha abierto. “Estas personas llegan a una zona donde no hay nada, no hay suministro de agua, no hay alcantarillado, no hay lugares que puedan servir de refugio y ¡las temperaturas superan los 45º!”, alertó.
“Por tanto la intervención de las organizaciones humanitarias –nosotros en primer lugar- es la de acudir inmediatamente para distribuir agua, para llevar material sanitario, para ayudar sobre todo a los niños y a todos los que se encuentran en estas condiciones”, explicó.
Aunque se han desarrollado distintas iniciativas internacionales para acudir en ayuda de esta necesidad, “todo se ha detenido en la superficie”, afirmó Guerrera.
Y añadió: “Sin ayuda de la comunidad internacional será difícil intervenir en estos lugares donde las noticias están siempre fragmentadas, o se contradicen… no se sabe bien cuál es la verdad, sólo sabemos que los niños siguen muriendo”.