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Sin fe, llegamos a extremos de corrupción y de violencia

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Gilberto Hernández García - publicado el 13/08/13

V Congreso Eucarístico Nacional en El Salvador

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Una semana muy intensa, cargada de fe y expresiones de religiosidad popular, se vivió en San Salvador, capital de El Salvador, con motivo del cierre del Año Jubilar por el I centenario de esta provincia eclesiástica. En la recta final de las celebraciones, el V Congreso Eucarístico Nacional fue el foco de atracción de la Iglesia que peregrina en estas tierras.
Del 8 al 11 de agosto los fieles católicos, no sólo de la capital sino de los 14 departamentos que comprende este pequeño país centroamericano, tuvieron la oportunidad de tener un encuentro con Jesucristo a través de las actividades que comprendió el Congreso, bajo el lema «Caminando siempre Cristo» y el tema: «Fe, Eucaristía y Nueva Evangelización».
La Conferencia del Episcopado de El Salvador había invitado a los católicos del país a unirse de manera activa a las actividades del V Congreso: «Queremos vivir y testimoniar nuestra comunión eclesial confesando una misma fe, celebrando juntos la Eucaristía y abriendo caminos de nueva Evangelización».
Sin Eucaristía no hay Iglesia
El 8 de agosto del 2013, dio Inicio el V Congreso Eucarístico Nacional de El Salvador, con una Misa solemne en la Parroquia San José de la Montaña, en la ciudad de San Salvador, presidida por Monseñor León Kalenga Badkibele, Nuncio Apostólico en El Salvador; acompañado del arzobispo José Luis Escobar Alas y los demás obispos del país, así como de sacerdotes y seminaristas de la Provincia Eclesiástica.
Monseñor Kalenga se refirió a El Salvador como «un país pequeño de territorio pero grande de corazón y en fe», que fueron las palabras que el mismo le dijo al Papa Francisco en el encuentro con los nuncios apostólicos de todo el mundo en el Vaticano. Además, hizo notar su alegría respecto a que a pesar que se habla de una falta de vocaciones, la parroquia San José de la Montaña, se encontraba en esa Eucaristía abarrotada de sacerdotes y seminaristas. A los presbíteros los exhortó recordándoles que «han sido llamados, elegidos y enviados por Dios para servir a su pueblo».
El Nuncio de Su Santidad insistió en la necesidad de vivir en paz en la sociedad; y expresó la importancia de la presencia del sacerdote en las comunidades, ya que por medio de él Jesús se hace presente en la vida de las personas. Subrayó de manera especial la indiscutible importancia de la Eucaristía en la vida del sacerdote, y en la vida del pueblo de Dios: «Sin la Eucaristía No hay Iglesia».
Fe, Eucaristía y Nueva Evangelización
Todas las jornadas del Congreso Eucarístico Nacional estuvieron dirigidas a algún sector de la vida de la Iglesia y sus protagonistas en particular: jóvenes, niños, familia, enfermos, religiosos y religiosas y sacerdotes y seminaristas.
En el día dedicado a los sacerdotes y seminaristas, se llevó a cabo un encuentro nacional con ellos. En la ponencia «Fe, Eucaristía y Nueva Evangelización», Monseñor Jesús Delgado Acevedo, Vicario general de la arquidiócesis de San Salvador, dijo que  «el mundo de hoy necesita de que se le hable de Dios», porque el hombre es cada vez más dominado por el producto de la ciencia; de ahí que los pastores deben salir al encuentro de estos hombres y mujeres que se dejan dominar y se apartan de Dios. «Este es un servicio, que se debe dar a las sociedades, desde la fe; se trata de ayudar al hombre a no naufragar en el mar de la Secularización». Recordó que «la Iglesia, no puede menos que ir al encuentro del hombre».
El vicario general de la arquidiócesis subrayó la importancia de la Eucaristía en la vida del hombre, como un llamado a vivir en el amor y compartir a Cristo vivo y resucitado. Dijo, además que la adoración eucarística no debe estar solo un acto piadoso, sino que debe estar al servicio de la Misión.
Sin fe se pierde el sentido de humanidad
Otra jornada por demás interesante fue la que protagonizaron los religiosos y las religiosas de las distintas congregaciones que tienen presencia en el país. En esa ocasión, el obispo de Zacatecoluca, monseñor Elías Samuel Bolaños, resaltó el papel que los religiosos y religiosas tienen en la Iglesia y la sociedad salvadoreña: «Hemos agradecido al Señor la presencia de la vida religiosa y el bien que hace por medio de hospitales, escuelas, clínicas y atención a los más necesitados».
El obispo Bolaños exhortó con vehemencia a «todos los miembros de la sociedad», a reconvertirse en fe para evitar acciones de violencia y corrupción: «Cuando no hay fe, entonces se desatan todos los impulsos y ambiciones que hay en el corazón del hombre, por eso llegamos a extremos de corrupción y de violencia». Enfatizó la importancia de la fe para una sociedad, diciendo que si la fe se pierde también «se pierde el rumbo de la vida y el sentido de humanidad».
En El Salvador se han celebrado anteriormente cuatro Congresos Eucarísticos Nacionales. El primero de ellos fue en 1942; el segundo se realizó en 1964; en tanto el tercero, en el marco de los 500 años de evangelización de América, se llevó a cabo en 1992. El cuarto Congreso se efectuó durante el Jubileo del Año 2000.
Sin Eucaristía la fe se desvanece
El padre Simeón Reyes, encargado de comunicaciones del V Congreso Eucarístico Nacional (CEN), recién celebrado en El Salvador, explicó en qué ha consistido este acontecimiento, cuál ha sido la historia y los contextos de los anteriores Congresos y cuáles son las implicaciones y retos que representa para la Iglesia en el país centroamericano.
Señaló el sacerdote que el motivo central de este nuevo CEN fue el centenario de la arquidiócesis de San Salvador y las diócesis de Santa Ana y San Miguel: «Es una ocasión que no puede pasar desapercibida. Cien años de evangelización, de llevar la Palabra, de acompañar a la comunidad eclesial a través de tres diócesis bien específicas. Todo esto es el trabajo de la Iglesia, el caminar con Cristo; este fue el lema del Congreso: Caminando siempre con Cristo».
Especificó que ciertamente no son cien años de que ha comenzado la Iglesia en el Salvador, porque ésta lleva siglos de presencia en esta tierra, «pero en su organización reciente hemos de notar estos acontecimientos que marcan la vida del país; la configuración de tres nuevas diócesis: ese es el acontecimiento que nos reúne para celebrar el V CEN», dijo.
Los Congresos y sus contextos
El padre Reyes señaló que un congreso Eucarístico «es la oportunidad que tiene una Iglesia local, y en este caso es un congreso nacional, de celebrar, de reunirse para dar una veneración y una adoración especial a Jesús sacramentado. La eucaristía de conclusión es el culmen de todo el Congreso Eucarístico, pero el Congreso se celebra con motivos especiales. En el Salvador se han tenido distintas celebraciones de Congresos eucarísticos y congresos eucarísticos marianos».
El sacerdote explicó que el primer gran Congreso Eucarístico Nacional se celebró en 1942, convocado por monseñor Luis Chávez y González. «En muchos queda todavía el recuerdo de ese gran acontecimiento; muchas personas tienen el vivo recuerdo de las actividades que se desarrollaron en él».
Comentó que en 1964 se celebró otro CEN dedicado a la Eucaristía y a la familia; «esto fue, si uno lo quiere situar en un contexto eclesial, en el tiempo del Concilio Vaticano II».
Después vino otro congreso, en 1992, en la celebración de los 500 años de la llegada del Evangelio a América; pero  «aquí se aprovecho para celebrar el acontecimiento de la reconciliación que se daba en nuestro país en aquel entonces». El cuarto se celebró con motivo del jubileo que la Iglesia tuvo en el año 2000.
El encargado de las comunicaciones del V CEN, recordó que en la Eucaristía de clausura, acompañaron al Cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino, enviado especial del Papa Francisco para estos acontecimientos, otros obispos centroamericanos como signos de comunión fraternidad, de alegría de compartir estos hechos en un clima de fe.
En comunión de una misma fe 
El padre Reyes comentó que cada diócesis tuvo la oportunidad de desarrollar distintas actividades encaminadas a la realización del V CEN: «Por ejemplo la diócesis de San Miguel ha tenido la peregrinación de la Patrona, Nuestra Señora de la Paz, que estuvo recorriendo las distintas parroquias. En santa Ana se han tenido encuentros vicariales, y otras actividades con el fin de motivar a los jóvenes, a los adultos, a los niños, en la profesión y en la comunión de una misma fe».
Relató que en la arquidiócesis de San Salvador se tuvieron congresos eucarísticos parroquiales: «esto significa que se han organizado en distintos momentos de este año para tener una celebración muy específica; cada parroquia ha tenido momentos de reflexión, de adoración, de celebración y de encuentro comunitario para darse cuenta cómo la eucaristía construye la Iglesia. Además de esto se tuvo la peregrinación de la imagen del Divino Salvador del mundo, que fue recorriendo las parroquias hasta volver a la catedral».
Testimonio de vida cristiana
El V CEN, ha sido el culmen del año jubilar de la provincia eclesiástica. El Congreso ha sido la oportunidad «para renovar una vez más el compromiso de seguir a Cristo, servir a la iglesia, y ante todo de dar el testimonio de vida cristiana».
El sacerdote refirió que si bien el Congreso ha sido «una fiesta, una alegría que se vive en torno a Jesús sacramentado», no debe quedarse en el sentimiento. ¿Qué queda de un acontecimiento así?  El padre señala que debe haber «un compromiso mayor por seguir evangelizando. La Iglesia no quiso realizar el encuentro como para decir “qué bien hacemos las cosas”, sino para plantearnos cuánto nos falta todavía para seguir evangelizando, para responder a la llamada del Señor; nos queda el compromiso de seguir llegando a los jóvenes, a las familias, a los enfermos; qué compromiso tienen los sacerdotes, los religiosos en este momento que vivimos».
Aseveró que debe quedar una conciencia más viva de la fe que se edifica desde Cristo Jesús, porque «él es el que edifica a la Iglesia. Así lo decía Juan Pablo II: “la eucaristía construye la Iglesia”; de modo que sin la Eucaristía no podríamos ser la Iglesia que somos, no podríamos tener la fuerza para dar el testimonio que estamos llamados a dar; y sin eucaristía nuestra fe se desvanece».
El V CEN, a decir del padre Reyes, ha sido la ocasión para que pastores, sacerdotes, religioso y religiosas y laicos pudieran reafirmar la fe: «dado que nos encontramos dentro del año de la fe, ha sido la ocasión de testimoniar lo que nosotros creemos: que Jesucristo está verdadera, real y sustancialmente presente en este sacramento. Y junto con el testimonio de fe, expresar cómo este encuentro transforma la vida, nos lleva al encuentro con los demás y nos encamina al servicio fraterno».
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