Se argumentan conveniencias económicas y políticas, sin entrar en el problema de la adicción en síTras el pronunciamiento de diversos actores políticos sobre una despenalización de la marihuana, varios obispos expresaron que esto sería un error puesto que no ataca las causas más profundas de las adicciones.
El debate comienza a tomar temperatura, tras el anuncio hecho la semana pasada por Uruguay en el sentido de legalizar o liberar no solamente el consumo, sino también el control y la distribución, así como la producción de marihuana por parte del Estado.
Mejor imitar que otra cosa
También por el hecho –que, aparentemente está influyendo de forma directa en los legisladores mexicanos, especialmente los del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI)– de que varios estados de la Unión Americana ya han permitido el uso de marihuana “para fines recreativos”.
Esta misma semana el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados Federal, Francisco Arroyo Vieyra, se pronunció por regular el uso de la marihuana y consideró que sería una torpeza no entrar de lleno al debate. Según el diputado del gobernante PRI, no legislar al respecto genera muchos más agravios a la sociedad mexicana.
"Como legislador y como abogado –dijo Arroyo Vieyra– creo que si en el país vecino (Estados Unidos) la están legalizando con fines recreativos en varios estados de la Unión, sería una torpeza que nosotros como país no abordaremos el tema, lo criminalizáramos, llenáramos las cárceles de comerciantes de cannabis que tienen por objeto llevarla a donde está legal".
El diputado presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Baja ha recalcado que "es un asunto que tenemos (los diputados) que abordar, y creo que es un asunto que con las previsiones necesarias de salud, de prevención y de información, el país y sus legisladores lo tienen que abordar con toda seriedad".
Qué valores se están enseñando
Ante tales argumentos, la Iglesia católica mexicana ha reaccionado rápidamente. El obispo de San Cristóbal de Las Casas, monseñor Felipe Arizmendi Esquivel expresó: “Quienes proponen que haya libertad para vender y consumir drogas no se han puesto la mano en el corazón, para comprender el embrutecimiento que sufren tanto los negociantes como los consumidores, sobre todo sus familias”.
En este mismo orden de idea, monseñor Arizmendi Esquivel subrayó que en el debate por la legalización sobre todo de la marihuana, “se argumentan conveniencias económicas y políticas, sin entrar en los corazones de quienes sufren por las adicciones, ni profundizar más en sus raíces morales y familiares”.
Por su parte monseñor Sigifredo Noriega Barceló, obispo de Zacatecas consideró que deben discutirse los impactos que causaría esta medida. Tras calificar como «preocupante» la adicción, Noriega Barceló expuso que “la sociedad debe cuestionarse qué tipo de valores enseñan los padres a los hijos, así como las instituciones a los ciudadanos”.
En su momento, el arzobispo de León, monseñor Alfonso Cortés Contreras comentó que “la iglesia ha sido respetuosa de las personas, pero las opiniones deben ganarse el respeto”.
En la perspectiva del arzobispo de León y encargado de la dimensión educativa de la Conferencia del Episcopado Mexicano, “lo primero que se debe hacer es un análisis del daño que producen (las drogas) y lo que generan en el ser humano”.
Finalmente, y haciendo eco de lo que los obispos mexicanos piensan al respecto, monseñor Cortés Contreras aclaró que la legalización del consumo de drogas “no es el camino, pues en otros países hay experiencias de que la medida no ha funcionado”.