Encuentran los sordos en México a una Iglesia incluyente
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Querétaro fue la sede del noveno Congreso de Comunidades Católicas de Sordos de México. Cerca de 180 jóvenes, de distintos estados de la República, se reunieron en el Areópago Juan Pablo II por un nuevo aprendizaje en la vida de la fe, y por una integración total de la comunidad de sordos a la Iglesia.
El sacerdote Rafael Alejandro Del Toro, asesor nacional de la Pastoral de Sordos, dijo a Aleteia-El Observador que “estos congresos se realizan año con año con dos motivos: ver cómo están trabajando la pastoral de sordos las diferentes diócesis; cada pastoral trae sus avances, sus retrocesos, se evalúan y aquí se dan pautas para trabajar durante el año; también, dijo el Padre Del Toro, vemos cómo facilitar el trabajo de los sacerdotes con esta discapacidad auditiva conociendo las habilidades para dar las pautas de trabajo”.
Promover el amor de Dios entre los sordos
La Iglesia católica en México está realizando nuevos proyectos para lograr una mayor inclusión de los sordos en la vida de la Gracia. Por ejemplo, “se está realizando un diccionario electrónico de nombres bíblicos porque en el lenguaje de señas no los hay, se deletrean, pero para evitarlo se pondrá el nombre, el significado y la seña”, dijo el Padre Alejandro del Toro.
Más adelante, explicó que “por no oír, los sordos muchas veces sufren exclusión; si un sordo va a Misa y no hay intérprete, pues se siente excluido y afortunadamente hay un grupo de oyentes muy comprometidos para que el sordo tenga mayor acceso a la liturgia”.
En las Pastoral de Sordos se busca, según el Padre Del Toro “promover el amor de Dios, que se sientan amados por la Iglesia, y les damos mucha promoción humana; en cuanto a derechos, buscamos levantarlos como personas, para que no se dejen pisotear”.
La participación en el Congreso fue muy buena; asistieron sordos de toda la Republica, intérpretes, personas oyentes, y también diez sacerdotes, dos seminaristas y colaboradores”.
Este noveno Congreso “es sólo un avance de varios años de esfuerzo por incluir y hacer a los sordos hombres y mujeres activos en la sociedad”, según dijo el Padre Alejandro Del Toro. “En un inicio se vio la necesidad de ir trabajando con ellos; unas pocas comunidades empezaron a reunirse en grupos para el diálogo y la convivencia, empezaron a desarrollar temas que ayudaran a las comunidades; se fue haciendo cada año en diferentes diócesis, hasta que se estableció como Congreso”, apuntó el asesor de la Pastoral de Sordos en México.
Los temas han sido diversos: el trato con las personas sordas, el caminar de ellos en la sociedad, su participación dentro de la Iglesia, cómo ir tratando y hablando la lengua de señas, como ir interpretándola; se dan talleres. Intérpretes, sacerdotes y religiosas están muy comprometidos en esta área.
“Dios te conoce y te quita los miedos”
Bruno es un joven de 22 años al que le gusta estudiar, trabajar, practicar deportes, tener amigos, platicar con sus papás y asistir a Misa. No hace mucho, se enamoró y se casó; tiene planes de alcanzar sus sueños, es sordo de nacimiento y está comprometido con la labor de la Iglesia.
Bruno es de Torreón y participó en el Congreso y, mediante un intérprete, dijo lo siguiente a Aleteia-El Observador: “Yo vengo aquí para continuar aprendiendo y conocer más de la Palabra de Dios. Para poder entenderla, los sacerdotes nos enseñan y nos dan el mensaje para vincularnos con Dios. Siempre hay que pensar que debemos ser buenas personas, buenos hijos, aceptar que tenemos valores”.
Más adelante, dijo Bruno: “Yo no sabía que había una Misa especial para personas como yo, y cuando tenía 18 años una maestra me invitó a una Misa de intérpretes y me quedé fascinado cuando vi que hacían señas; así poco a poco comencé a conocer a Dios. Dios nos enseña muchas cosas; es esperanza, te dice que hacer, te quita los miedos, Dios te conoce, te ve, nos ve, nos cuida”.
«Nos debemos ir formando el carácter de ser personas buenas. Los jóvenes no se acercan a la fe porque no piensan en el futuro de ser personas que enseñen a niños; yo quiero ser en el futuro un líder, un catequista para que los niños se vuelvan fuertes creyendo en Dios, no importa quienes sean, lo importante es hacer algo por los demás”, terminó diciendo Bruno quien, junto con su esposa, Maribel (quien no es sorda), compartieron el encuentro como un don de Dios.