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Francisco plantea: Los ancianos son el futuro, los jóvenes la mirada abierta

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Felipe Monroy - Vida Nueva - publicado el 24/07/13

El Papa habló con cada uno de los periodistas durante el viaje en avión

Ya acostumbrados a que no se puede estar suficientemente acostumbrado al estilo del Papa Francisco, los setenta periodistas que acompañaron al pontífice desde Roma para su viaje internacional inaugural de su ministerio petrino al Brasil tuvieron oportunidad de charlar unos momentos con él tras haber despegado del aeropuerto de Ciampino. No contestó, como era tradicional, una ronda de preguntas de los representantes de los medios; fue, más bien, un encuentro sencillo en donde les compartió un mensaje para pensar y luego se tomó su tiempo para platicar con cada uno.

La periodista mexicana, Valentina Alazraki, dirigió un breve saludo en nombre de los reporteros e hizo un presente al Papa (una efigie de la Virgen de Guadalupe, Patrona de las Américas). Francisco habló sobre lo que espera de la JMJ: “Voy a encontrarme con los jóvenes. Jóvenes no aislados sino inmersos en la realidad de todos los días”, y llamó la atención de los representantes de la prensa el que el pontífice advirtiera, además de la frase clásica sobre que los jóvenes son el futuro: “Los jóvenes tienen una pertenencia precisa, a una familia, a una patria, a una cultura y fe. Por tanto, tienen una riqueza que constituye el futuro de un pueblo”; también añadiera que “el futuro es también de los ancianos, porque son depositarios de una sabiduría de vida, de la historia, de la patria y de la familia. Un pueblo tiene futuro si va adelante con la fuerza de los jóvenes y con los ancianos”.

Federico Lombardi, director de prensa de la Santa Sede, adelantó que el Papa dedicaría un breve minuto a cada uno de los periodistas acreditados en el vuelo papal; y aunque acentuó la estrechez del tiempo para este gesto, Francisco agregó: “¡Pero si tenemos 10 horas de vuelo!” Así fue como uno a uno, los periodistas tuvieron tiempo suficiente para intercambiar opiniones con él.

Uno de los mensajes centrales entre los periodistas fue la insistencia en la reflexión sobre el modelo económico actual que empuja a millones de jóvenes al desempleo, “corremos el riesgo de tener una generación que no tenga trabajo”, dijo y pidió devolver la importancia del trabajo en la dignidad de la persona.

Calles de Río

A las 15:40 de la tarde (tiempo local), el avión del Papa aterrizó en Río de Janeiro. Tras el saludo protocolar a la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, al gobernador de Río, al alcalde de la ciudad y demás autoridades civiles, así como al arzobispo de Río, Orani Tempesta, Francisco entró en un diminuto Fiat Idea para recorrer las calles cariocas hasta la catedral de San Sebastián antes de ir al aeropuerto Santos Dumont para volar al Palacio Guanabara para la ceremonia oficial de bienvenida.

Durante el recorrido el automóvil, Francisco permaneció con la ventanilla abierta para saludar a los feligreses. Una vez que abandonaron la autopista a desnivel, la gente comenzó a agolparse caóticamente entorno al Fiat. Agentes de seguridad de la Santa Sede debieron improvisar vallas para evitar accidentes a lo largo del recorrido. Una vez en la moderna catedral carioca, el Papa cambió de transporte para utilizar el papamóvil, un jeep descubierto, sin cristales blindados, que hizo un recorrido por las calles del centro de la ciudad hasta el helicóptero que lo transportó a Guanabara.

Ante los selectos invitados al Palacio, Francisco emitió su primer saludo a los brasileños: “En su amorosa providencia, Dios ha querido que el primer viaje internacional de mi pontificado me ofreciera la oportunidad de volver a la amada América Latina, concretamente a Brasil”. Ante los líderes de la nación, Francisco reconoció no tener “oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso que se me ha dado: Jesucristo”.

Habló concretamente de la Jornada Mundial de la Juventud, de su interés de visitar a los cientos de miles de jóvenes que han acudido desde todas partes del mundo a esta fiesta: “El principal motivo de mi presencia en Brasil va más allá de sus fronteras. He venido para la Jornada Mundial de la Juventud para encontrarme con los jóvenes venidos de todas las partes del mundo, atraídos por los brazos abiertos de Cristo Redentor… estos jóvenes provienen de diversos continentes, hablan idiomas diferentes, pertenecen a distintas culturas y, sin embargo, encuentran en Cristo las respuestas a sus más altas y comunes aspiraciones”.

La niña de nuestros ojos

Francisco habló sobre la expresión popular “los hijos son la niña de nuestros ojos” y opinó que la frase guarda una sabiduría particular al comparar a los jóvenes con la pupila de los ojos: “la abertura por la que entra la luz en nosotros, regalándonos el milagro de la vista. ¿Qué sería de nosotros si no cuidáramos nuestros ojos? ¿Cómo podríamos avanzar?”.

La juventud –concluyó el Papa- es la ventana por el que entra el futuro en el mundo y, por tanto, nos impone grandes retos. Nuestra generación se mostrará a la altura de la promesa que hay en  cada joven cuando sepa ofrecerle espacio; tutelar las condiciones materiales y espirituales para su pleno desarrollo; darle una base sólida sobre la que pueda construir su vida; garantizarle seguridad y educación para que llegue a ser lo que puede ser; transmitirle valores duraderos por los que valga la pena vivir; asegurarle un horizonte trascendente para su sed de auténtica felicidad y su creatividad en el bien; dejarle en herencia un mundo que corresponda a la medida de la vida humana; despertar en él las mejores potencialidades para ser protagonista de su propio porvenir, y corresponsable del destino de todos”.

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ancianosjornada mundial de la juventudjovenespapa franciscoperiodismo
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