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Semana Misionera: encuentro de la fe y la cultura en la JMJ

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Gilberto Hernández García - publicado el 23/07/13

Terminaron con éxito las actividades misioneras previas a la Jornada

"Llegamos a Brasil el 13 de julio, una semana antes de que iniciara oficialmente la JMJ, con la finalidad de participar en la semana misionera”. Quien así habla es el padre Moisés Pérez de Venezuela, al frente de un grupo de jóvenes, hombres y mujeres, que vinieron a “compartir la alegría de la fe en Jesucristo con nuestros hermanos brasileños”, en la Semana Misionera que se celebró en todas las diócesis cariocas entre los días 16 y 20 de Julio.

“Es importante que se involucren todas las fuerzas eclesiales locales, jóvenes y adultos, para que la realización de la Semana Misionera logre el objetivo esperado, que es despertar el espíritu misionero, en especial en la juventud brasilera”, había señalado  el padre Carlos Sávio Costa, asesor nacional de la Comisión para la Juventud del Episcopado Brasileño.

Todas las diócesis Brasil se organizaron para recibir los jóvenes peregrinos extranjeros, que tuvieron la oportunidad de conocer “la manera brasilera de ser Iglesia”, y de compartir su propia forma de evangelizar y vivir la fe, y junto a los jóvenes de Brasil, participaron de varias actividades misioneras.

“La Iglesia en Brasil ha querido motivar a todas las diócesis y movimientos juveniles para este momento especial e histórico, que, sin lugar a dudas será uno de los más importantes legados para las próximas ediciones de las Jornadas”, apuntó el padre Sávio.

Fe, solidaridad y cultura

Los jóvenes, provenientes de distintos países, se prepararon durante todo el año con retiros, peregrinaciones locales, cursos de formación y otras actividades, para poder compartir con el pueblo brasileño la fe común que los une. Se calcula que fueron más de 30 mil jóvenes latinoamericanos y de otros continentes, acogidos en 150 ciudades brasileña los que participaron en esta novedosa acción preparatoria a la JMJ.

La Semana Misionera estuvo basada en tres ejes, según informaron los organizadores: Como experiencia  de fe, donde los jóvenes tuvieron momentos de oración  y meditación, como encuentro personal con Jesucristo. Como experiencia  de solidaridad misionera, mediante diversas campañas y proyectos que favorecieron la  interacción con la gente necesitada y un involucramiento volcado al espíritu misionero cristiano. Por último, como experiencia  cultural: donde jóvenes de diversas nacionalidades y culturas, tuvieron la oportunidad de conocer la riqueza cultural de los pueblos.

Mil y un maneras de evangelizar

La Semana Misionera puso de relieve las mil y un maneras de evangelizar que el Espíritu Santo va suscitando a lo largo y ancho del mundo. Así las cosas, los jóvenes misioneros se valieron de todo tipo de recursos para presentar el siempre novedoso mensaje del Evangelio, por medio de teatro, música, audiovisuales, testimonios, entre otros muchos.

La Agencia Fides recogió el testimonio de una actividad singular llevada a cabo en la localidad Puerto de Pedras: un “Mini Curso para Operadores de Paz”. Se trató de una serie de conferencias celebradas en la sede del municipio con el fin de promover la  “reflexión sobre la cultura de la violencia, presentar los motivos que están en la base de la violencia y destacar la necesidad urgente de poner fin a esta situación, buscando nuevos comportamientos de grupo para actuar pacíficamente todos los días y convertirse en propagadores de una cultura de paz”.

Acompañar a los jóvenes que participan en la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro para “conocer y enamorarse del espíritu misionero”

El sacerdote Anderson Batista, de la parroquia de Nuestra Señora Aparecida, en Niteroi, junto con su comunidad, acogió a un grupo de jóvenes misioneros de Venezuela. “Fue una experiencia fantástica; desde el comienzo ellos nos dijeron: ‘no hemos venido como turistas sino como misioneros, a compartir este tesoro que tenemos’. Pudimos hacer una auténtica semana misionera, con entretenimiento, actividades culturales y sobretodo oración, catequesis, procesión del Santísimo por la calle”.

El padre Batista relató que una de las actividades “fuertes” de la semana fue la visita a los barrios pobres, convocando a la gente en la iglesia parroquial, que “estuvo llenísima”: “Pusimos en práctica el Id y haced discípulos; fue una auténtica semana misionera y nos sentimos totalmente hermanados en la fe”.

Un testimonio que lo impactó sobre manera fue el de tres chicos que estaban enrolados en la droga y narcotráfico y con la ayuda de los misioneros pudieron acercarse a la comunidad eclesial. “Fue conmovedor mirarlos llorando delante del Santísimo”, dice el párroco.

“Fue así como muchas comunidades fueron “impactadas” por la JMJ, cuya experiencia no se ha limitado a la sema de  la Jornada propiamente dicha. No fue solamente recibir gente que viene a conocer la cultura, sino algo más hondo: la vivencia de la fe, la trasmisión de la fe. Cerca de la parroquia hay una casa de atención para niños con síndrome de Down, y una casa con adultos mayores que hacen artesanías para su subsistencia”; a esos lugares también llegaron los jóvenes y salieron muy conmovidos y edificados por la labor que se hace con esos sectores de la población.

En lo religioso organizamos una procesión de Corpus; en ella juntamos dos tradiciones: la brasileña, con la creación de 18 grandes tapices de sal; y la venezolana, con la danza de los ‘diablos danzantes’, que al paso del Santísimo marchan hacia atrás. Vimos así cómo la fe empapa la cultura”, señaló emocionado el sacerdote brasileño.

Alegre culminación

La Semana Misionera se clausuró en varias diócesis con magnas concentraciones donde los jóvenes pudieron celebrar festivamente la alegría de ser cristianos y mostrarse como tales ante los ojos del mundo. Marcharon por las calles de diversas ciudades, después de haber hecho realidad una de las propuestas del Papa Francisco: “ir a las periferias existenciales; no solo a los barrios pobres, sino a las nuevas periferias existenciales: los mayores que están en soledad, los enfermos, las catedrales del consumismo”.

La mayoría sabe que la misión no acabó aquí, después de la JMJ debe continuar en sus lugares de origen.

Tags:
jornada mundial de la juventud
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