En alguna ocasión se ha acusado a los judíos y a los cristianos de haber colaborado al deterioro de la naturaleza por haberse tomado al pie de la letra las palabras con las que Dios se la encomienda a Adán y Eva.
Pero la Biblia se refiere al ser humano como a un “visir” al que su Señor le encomienda cuidar de sus propiedades de forma responsable.
¿Qué quiere decir cultivar y custodiar la tierra?
Para responder a esta pregunta, el papa Francisco invita a mirar la atención, pasión y dedicación que pone el agricultor al cuidar de su tierra para que dé fruto y este se comparta. El Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio) del 2013, explicó:
“Cultivar y custodiar la creación es una indicación de Dios dada no sólo al inicio de la historia, sino a cada uno de nosotros; es parte de su proyecto; quiere decir hacer crecer el mundo con responsabilidad, transformarlo para que sea un jardín, un lugar habitable para todos”.
Con frecuencia nos dejamos guiar por el ansia de dominar, de poseer, de manipular y de explotar este mundo creado. Si nos dejamos llevar por esa codicia, nos comportamos mal con la naturaleza:
“No la custodiamos, no la respetamos, no la consideramos como un don gratuito que hay que cuidar”.
También muchos no creyentes lamentan este comportamiento humano. Unos lo hacen por temor de agotar los recursos de la naturaleza. Otros porque le atribuyen una dignidad cuasi-humana.
El razonamiento del Papa se apoya en la fe. Según él, destrozamos el medio ambiente “porque pensamos y vivimos de forma horizontal, nos hemos alejado de Dios y ya no leemos sus signos”.
Para el creyente, la naturaleza es creación. Es como una obra de arte que nos lleva a conocer a su autor.