La sede de Cáritas fue asaltada y desvalijada el 4 de julio
La mañana del jueves 4 de julio pasado los trabajadores y voluntarios de Cáritas Venezuela llegaron a su trabajo, como lo hacen cada día, sólo que esta vez encontraron la oficina completamente desvalijada. Los ladrones se llevaron computadoras, impresoras, aparatos para proyectar videos, laptops, las pantallas de televisión y hasta los radios de emergencia.
No era éste el primero, era el octavo robo a diferentes organismos de la Iglesia católica en Venezuela en apenas dos semanas, según lo constató Jeanette Márquez, directora nacional de Cáritas; “pero el de anoche fue a granel, nos dejaron sin la posibilidad de manejarnos ni siquiera con los mínimos, no hay absolutamente nada en la oficina, y quizá lo peor: quién sabe cuántas memorias perdidas en décadas de trabajo se fueron en esos archivos”, señaló Jeanette Márquez.
Anteriormente, los ladrones habían hecho una incursión en AVESSOC, que es la red de atención de Salud para los más necesitados perteneciente a los jesuitas, a la cual también asaltaron y les quitaron todo lo que tenían para cuidar la salud de los más necesitados.
El problema es la impunidad
El arzobispo de Mérida y presidente de la Fundación Caritas de Venezuela, monseñor Víctor Hugo Banabes, dijo que “se ha perdido la cuenta de las veces en las que éste último mes hemos sido víctimas de la delincuencia, el depósito y las oficinas de Caritas fueron saqueadas, la oficina de los refugiados, la CEV (Conferencia del Episcopado Venezolano) y la casa Monseñor Ibarra han sido objeto del hampa. Hoy la casa nuevamente fue robada, fue hurtada toda la comida que estaba dispuesta para la asamblea episcopal”.
Monseñor Banabes subrayó que la Iglesia ha denunciado en tiempo y forma ante las autoridades competentes, que éstas han escuchado sus denuncias, han actuado, “pero igual en la noche somos víctimas de la delincuencia”.
“Esto no es un problema de pérdida de valores sino de pérdida de respeto. Hasta no hace mucho era imposible pensar que las puertas de una iglesia y las de una casa sacerdotal pudieran ser violadas; ahora en éste país nadie está excluido de ser víctima del hampa”, dijo el también subsecretario de la CEV.
Finalmente, el problema, según el arzobispo de Mérida, es la impunidad con la que se mueven los delincuentes en Venezuela: “Gracias a la impunidad –subrayó–el hampa se comporta como lo está haciendo, los delincuentes se sienten seguros de actuar porque tienen la certeza de que nada les va a suceder”.