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Al terminar la Copa Confederaciones de Futbol, celebrada en Brasil y con el triunfo de la verde-amarilla sobre España en la final, el siguiente capítulo que tendrá que enfrentar el gobierno brasileño, encabezado por Dilma Rousseff será, ni más ni menos, la Jornada Mundial de la Juventud, en la que se esperan poco más de cuatro millones de peregrinos y visitantes en Río de Janeiro.
Las protestas pueden continuar
No obstante el triunfo brasileño en el deporte nacional que es el futbol, el panorama de las protestas, si bien tomo una leve tregua, amenaza con seguir su marcha. No existen señales claras del tamaño de las protestas que ya se han cobrado 5 vidas humanas y que estuvieron, en un par de ocasiones, a punto de motivar la cancelación de al menos dos cotejos futboleros.
"Las reivindicaciones no están vinculadas a la visita del Papa. Tienen que ver con nuestro gobierno. Por eso suponemos que no habrá grandes problemas" aunque "es difícil de prever", dijo el arzobispo emérito de Sao Paulo, monseñor Claudio Hummes, uno de los prelados más cercanos al Papa Francisco. Monseñor Hummes, junto con el episcopado brasileño, apoya las protestas, según sus declaraciones divulgadas por el diario O Estado de Sao Paulo.
Por su parte, el ministro secretario de la presidencia de la República, Gilberto Carvalho, advirtió recientemente que puede haber protestas cuando llegue el Papa Francisco, pues los grupos que piden el fin de la corrupción, mejores servicios públicos, así como educación y salud, podrían aprovechar la presencia del Papa para dar a conocer al mundo sus demandas.
Reforma política de emergencia
En ese sentido, la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff ha iniciado una serie de acciones políticas con la intención de volver a ganar la calle. Hoy martes 2 de julio presentará al Congreso de Brasil una propuesta de plebiscito para impulsar una reforma política que comprende la financiación de los partidos políticos y de las campañas, así como la creación de un sistema electoral que acerque más ciudadanizado.
Cabe recordar que la reforma política es un antiguo proyecto del Partido de los Trabajadores (PT), del cual surgió Lula y la propia Rousseff. La posibilidad de llevarla a cabo es contemplada como un antídoto ante la crisis de representatividad, el rechazo a los políticos y a la corrupción expresado por los manifestantes, quienes denuncian el elevado gasto público para el Mundial 2014, a celebrarse en Brasil y del cual se ha desprendido un gasto inusitado del gobierno, sobre todo en el estadio emblema de Brasil: Maracaná.