Muchos jóvenes se plantean buscar trabajo en Alemania y los países del Norte
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“UE: 1900 millones de Euros para el paro juvenil. Es motivo de esperanza. Que dé trabajo a muchos jóvenes. Pero sin olvidar a los mayores”, escribía desde su cuenta de Twitter el arzobispo de Barcelona, Lluis Martínez Sistach tras conocerse las medidas del último Consejo Europeo.
En él se aprobó el acelerar el fondo de 6.000 millones de euros contra el paro juvenil y concentrar el gasto en los años 2014-2015. A España le corresponderían 1.900 millones de euros con los que combatir el paro juvenil, el segundo más alto de Europa. Una cifra que puede no ser suficiente.
En España la tasa de paro juvenil asciende al 56,4 por ciento y desde Alemania, los ministros de economía, Philipp Rösler y de Trabajo, Von der Leyen invitan a los jóvenes del sur de Europa a ir a Alemania y hacer allí la Formación Profesional: “Vente a Alemania” expresan en varias entrevistas.
Un poco más lejos va la vicepresidenta de la Comisión Europea, Viviane Reding al expresar en “Welt am Sonntag: "¿No sería posible que los europeos de Estados que están mejor económicamente pongan en marcha un patrocinio solidario para jóvenes parados de los países económicamente deprimidos?”
Podría ser una posible solución al drama del paro juvenil en España, pero ¿se acompaña a los jóvenes que se encuentran en el extranjero?
Los Delegados Nacionales de Misiones Católicas Españolas debatieron hace unos días en Lugano (Suiza) el aumento de los flujos migratorios en los jóvenes españoles y pusieron de manifiesto “la sensación de que a los jóvenes no les queda otra que marcharse o asumir el paro”.
¿Jóvenes preparados?
“El discurso oficial en España de los responsables políticos de los últimos años repite machaconamente que ‘tenemos unas generaciones de jóvenes mejor formados que nunca'. Ese sentir de ‘que somos los mejores' publicado con la misma insistencia con la que, hasta que sonó el teléfono desde la Casa Blanca, se negaba la crisis, ha actuado como un factor de empuje que ha estimulado a muchos a lanzarse a la aventura de Europa sin prepararse”, explican desde Misiones Católicas.
Para los organizadores de este encuentro “hubo tiempos en los que la emigración era una gloria nacional” y explican que, en los años 60, “se tenía conciencia y se consideraba a estos españoles que marchan al extranjero como verdadero capital de exportación”, pero ahora, explican “se ha pasado a no querer reconocer oficialmente la realidad de la emigración”.
La realidad del trabajo y los jóvenes españoles vuelve a ser parecida a la de los años 60 y la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal ya comienza a trabajar en el acompañamiento de los jóvenes, para que no continuemos con lo que han denominado “nuestro quijotismo esencial” y para que los emprendan esta aventura no “se les deje a su suerte”.