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Cristo Redentor: imagen de la fe brasileña, símbolo de la JMJ

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© DR

Una celebración ecuménica en el Cristo del Corcovado, el 11 de octubre de 2001

Aleteia Team - publicado el 06/06/13

Postal de Río de Janeiro, el Cristo constituye una de las más bellas vistas de la maravillosa ciudad

En la cima del Monte del Corcovado, a 710 metros, el Cristo Redentor es la postal de Río de Janeiro.

La imagen de fe y de hospitalidad del pueblo brasileño, el Cristo será recordado también como símbolo de uno de los mayores eventos católicos realizados en Brasil, que se llevará a cabo del 23 al 28 de julio.

La más reciente edición de la JMJ (Madrid de 2011) contó con la participación de aproximadamente 2 millones de jóvenes, cifra que en Río de Janeiro se espera superar. Para eso, más allá del peso de la propia Jornada, la ciudad quiere atraer a turistas y peregrinos por sus características particulares, que hacen de ella una ciudad única.

Al llegar a Río de Janeiro una visión deslumbrante encanta a los turistas. Desde lo alto, aún desde el avión, o desde el mismo suelo, es posible vislumbrar la gran estatua, en la punta del Monte del Corcovado, en medio del Parque Nacional de Tijuca.
Es el Cristo Redentor, que en 2007 fue elegido una de las 7 nuevas maravillas del mundo. El monumento de 38 metros de altura, inaugurado en 1931, sorprende por su exuberancia y por la visión panorámica de la ciudad.

La idea de la construcción de la estatua surgió en el siglo XIX. En 1859, el padre Maria Boss había sugerido que fuese erguido en la punta del Monte del Corcovado – en aquella época llamado  Pináculo de la Tentación -, un monumento religioso. Al llevar la sugerencia a la princesa Isabel, recibió su primer apoyo oficial, sin embargo no llegó a concretizarse.

En 1891, la República separa a la Iglesia del Estado. El cardenal Joaquim Arcoverde, en 1912, persiguió la idea de la construcción de una gran estatua de Cristo, como una forma de mostrar que el Cristianismo continuaría siempre presente en el corazón del pueblo brasileño.

Como la construcción del tranvía del Pan de Azúcar – otro símbolo de Río de Janeiro -, ese mismo año, se pensó en la posibilidad de construir una imagen de Jesucristo en la cima del Monte del Pan de Azúcar. Pero la idea fue descartada momentáneamente. Solamente en 1921 el proyecto fue retomado, teniendo como centro de atención las conmemoraciones del Centenario de la Independencia de Brasil.

La elección del monumento y del lugar sería competencia del Círculo Católico de Río de Janeiro. El Monte de Pan de Azúcar tenía como competidores al Monte de San Antonio y el Corcovado. Una asamblea creada por el Círculo se decidió por éste último, por ser el más alto.

En 1922, un manifiesto con más de 20 mil nombres solicitaba al presidente Epitácio Pessoa la construcción de la estatua. El presidente, entonces, donó la cima de la montaña para este fin. El mismo año, el 4 de abril, era lanzada la piedra fundamental de la construcción.

En 1923, a través de un concurso, fue escogido el proyecto del ingeniero Heitor da Silva Costa. La estatua fue diseñada por el artista plástico Carlos Oswald y proyectada por el arquitecto francés Paul Landowsky, traído desde Europa especialmente para la ejecución del proyecto, en particular para la construcción de la cabeza y de las manos, cuyas habilidades de un escultor eran fundamentales.

La Iglesia católica inició en ese periodo una campaña con el objetivo de recaudar fondos para las obras. La campaña duró diez años y reunió dinero suficiente para la construcción.

El proyecto inicial de Heitor Costa representaba la imagen de Jesús asegurando una cruz en la mano izquierda y la Tierra en la mano derecha. Pero después el ingeniero habría tenido la idea de transformar el Cristo en la propia cruz, con el mundo representado por la ciudad de Río de Janeiro.

Fueron realizados muchos estudios para escoger el material que se habría de utilizar. Inicialmente sería el bronce. Pero la noticia de que la Revolución Bolchevique había mandando fundir todas las estatuas de santos para reaprovechar el material hizo que los idealizadores cambiaran de idea. Para la estatua fue decidido utilizar el material de cemento armado, en lugar de un armazón metálico, y para el revestimiento se escogió la piedra de jabón, material muy resistente a las variaciones climáticas.

La construcción de la estatua fue un desafío, sea por sus características que por su localización, levantar bloques de cemento, hierro, herramientas, equipos y agua a 300 metros de altura, sin hablar de la locomoción de todo el material hasta el monte, fue un trabajo grandioso.

Las piezas fueron transportadas en los trenes desde Estrada de Ferro do Corcovado y montadas en la cima del monte. Esa ferrovía había sido abierta gracias a una visita pionera realizada en 1824 por el emperador Don Pedro I al Corcovado (nombre dado al monte en el siglo XVII por la semejanza a una joroba). El emperador, deslumbrado con la vista de la cima del Monte, había solicitado que se abriera un camino a la cumbre, lo que dio inicio al trayecto del ferrocarril de hierro. En 1885 serían inaugurados los 3,800 metros de ferrovía.

La construcción del Cristo Redentor duró cinco años. Primero fueron montadas las estructuras de concreto, que daban forma a la cruz. Después vino el revestimiento de cemento y una malla metálica cubierta por la piedra de jabón.

Los ingenieros Pedro Vianna da Silvia y Heitor Levy fueron los encargados de la construcción de las partes en concreto. Se dice que Levy, que era judío, se convirtió al Cristianismo después de eso. Su envolvimiento con la construcción del Cristo fue tan grande que habría colocado el nombre de la familia en un vidrio y lo habría mezclado a la masa de concreto, guardándolo a la altura del corazón de la estatua.

El 12 de octubre de 1931 sería inaugurado el Cristo Redentor. Las luces de la estatua habrían de ser accionadas en Roma, por el científico italiano Guglielmo Marconi, a través de una señal eléctrica que sería captada por una estación en Dorchester, Inglaterra, y retransmitida por una torre en Río de Janeiro. Sin embargo, el mal tiempo imposibilitó el contacto, y las luces fueron accionadas desde el lugar.

Después de recientes reformas y mejorías, el Santuario del Cristo Redentor ya está preparado para la JMJ. Más de 200 voluntarios participarán en el Santuario en los días de la Jornada. La expectativa es que el Cristo Redentor reciba a más de 45 mil visitantes por día. Hasta el Papa Francisco dará una vuelta de helicóptero alrededor de la importante estatua.

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