A petición de Roma, un sacerdote francés de la diócesis de Annecy, el P. Pascal Vesin, ha sido cesado de sus funciones a causa de su pertenencia activa a una logia masónica. El sacerdote es miembro del Gran Oriente desde el año 2001 y, a pesar de la “incompatibilidad de principios en el ámbito de la fe y de sus exigencias morales” no ha querido abandonar la masonería.
Un comunicado publicado en la web de la diócesis explica que el padre Vesin, en diálogo con el obispo de Annecy, monseñor Boivineau y claramente informado de la sanción a la que se exponía, optó por la “libertad absoluta de conciencia” y reafirmó su intención de vivir “la doble pertenencia”.
La decisión de la Congregación para la Doctrina de la Fe se tomó el pasado mes de marzo. “El obispo pidió a la nunciatura apostólica el tiempo necesario para prevenir a su Consejo presbiteral (consejo de una quincena de sacerdotes delegados de la diócesis de Annecy). Este Consejo nombró a tres de sus miembros para reunirse con su hermano. El padre Vesin reiteró su voluntad de permanecer en la masonería. Entonces, el obispo le notificó las consecuencias de su elección”, señala el comunicado.
A pesar de todo, esta sanción no es definitiva y podría revocarse si el padre Vesin manifestara claramente su decisión de volver a la Iglesia. “La misericordia va a la par con la verdad”.
Con este comunicado, la diócesis de Annecy ha publicado un documento que explica la incompatibilidad entre la pertenencia al cristianismo y la pertenencia a la masonería, y recuerda que adherirse a la masonería “cuestiona las bases de la existencia cristiana”.
En especial cita un documento de la Congregación para la Doctrina de la fe fechado el 26 de noviembre de 1983 que precisa que los principios de las asociaciones masónicas “siempre han sido considerados irreconciliables con la doctrina de la Iglesia, y la inscripción a estas asociaciones sigue prohibida por la Iglesia”. Además, precisa que “los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas están en estado de pecado grave y no pueden acceder a la sagrada comunión”.
En la Humanus Genus(1884), carta encíclica que condena el relativismo filosófico y moral de la masonería, el papa León XIII explica que la primera condena de la Santa Sede a la masonería se remonta al 1738, cuando Clemente XII publicó una bula pontificia titulada In eminenti apostolatus specula. Después de este papa, todos sus sucesores han renovado esta condena.
En su blog, el doctor Maurice Caillet, masón del Gran Oriente de Francia durante quince años y convertido y bautizado en 1984, recuerda que es “absurdo y filosóficamente contradictorio pretender ser a la vez verdadero católico y masón auténtico, sean cuales sean las obediencias”.
Este ex cirujano ginecólogo y urólogo se refiere claramente a lo que opone la filosofía masónica a la religión católica y concluye: “El católico no debe dejarse seducir por las ideas masónicas, que son las de nuestra República: libertad, igualdad, fraternidad, que no tienen el mismo sentido en el espíritu de un cristiano y de un masón. La libertad, para un cristiano, es un medio, un instrumento concedido por Dios al hombre para ir hacia el Bien y el amor. Para un masón, es un objetivo sin fin que debe acabar con todos los tabús y todas las prohibiciones de la moral natural. La igualdad, para los cristianos, resulta del hecho de que todos son hijos de un mismo Padre y hermanos y hermanas de Jesús. Para un masón, es una ilusión porque distingue profanos e iniciados, y además los mismos masones tienen 33 grados bien definidos. La fraternidad cristiana es universal y la de los masones se limita o se concentra en el círculo restringido de los iniciados, que aspiran a la llegada de un gobierno mundial… ¡dirigido por los iniciados, por supuesto!”.
Hoy celebramos a...