La Iglesia no admite la versión oficial de que le mataron por error
El lunes 24 de mayo de 1993, cerca de las 16 horas, un grupo de personas armadas con metralletas AK-47, fueron directamente al automóvil que llevaba al cardenal de Guadalajara, Juan Jesús Posadas Ocampo y lo acribillaron a quemarropa, con 14 impactos directos en su cuerpo y otros tantos en los de su chofer. El cardenal Posadas iba al aeropuerto de Guadalajara, a recoger al nuncio apostólico en México, monseñor Girolamo Prigione.
Desde las primeras horas de aquél trágico lunes, en el que moría asesinado a balazos el tercer cardenal de la Iglesia católica en los últimos 90 años, el gobierno mexicano barajó la hipótesis de que había sido víctima de una “confusión”, entre bandas de narcotraficantes, concretamente, la banda de los Arellano Félix, con base en Tijuana y la de Joaquín Guzmán Loera, “el Chapo”, con base en el estado mexicano de Sinaloa. Presumiblemente, al cardenal lo habían “confundido” con “el Chapo”.
Sin embargo, la Iglesia católica –sobre todo el sucesor del cardenal Posadas Ocampo, monseñor Juan Sandoval Íñigüez—y el abogado del arzobispado de Guadalajara, José Antonio Ortega Sánchez, consideran que el cardenal Posadas no murió de la forma que las autoridades federales han dicho.
Ni error ni fuego cruzado: cardenal Robles Ortega
Por su parte, el actual cardenal de Guadalajara, monseñor Francisco Robles Ortega, invitó al gobierno federal a continuar las investigaciones y a no cerrarse en el supuesto de que su muerte fue por confusión o simple error. Para el segundo sucesor de Posadas Ocampo, éste no fue ejecutado por error ni murió en un fuego cruzado.
Según el cardenal Robles Ortega, quien también es presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano “el grupo interinstitucional que solicitó la reapertura del expediente Posadas y volvió a investigar el caso cuenta con elementos suficientes para llevar por otros caminos la investigación y, por lo tanto, conducir a otros resultados” diferentes a los de la postura oficial.
Entrevistado por Aleteia, el abogado del arzobispado de Guadalajara, José Antonio Ortega Sánchez reconoció que la única verdad incuestionable sobre los criminales y el móvil del crimen, es que “fue un crimen de Estado, por la información que tenía el Cardenal respecto del crimen organizado y sus relaciones con el poder”.
El caso no está cerrado
Para el abogado Ortega Sánchez las líneas de investigación sobre el crimen que permanecen abiertas son las que tendrían que responder “quién ordenó la participación de la Policía Judicial Federal y del comando ejecutor y, posteriormente el desviar la investigación a los grupos de los Arellano Félix y el Chapo Guzmán”.
El grupo criminal que está detrás del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo –de acuerdo con Ortega Sánchez—“sigue eliminando o tratando de eliminar a testigos o a personas implicadas en una tesis contraria a la oficialista”
Finalmente, el asesinato que conmovió con fuerza a la Iglesia católica de México “no está cerrado, la Averiguación Previa sigue abierta y en las últimas semanas declararon (dos presuntos implicados) Rodolfo León Aragón y el general Jorge Carrillo Olea”, concluyó Ortega Sánchez.