Texto del llamado publicado antes de la Misa de inicio de pontificadoPor iniciativa de Su Beatitud Gregorio III, Patriarca de Antioquía y Todo el Oriente, de Alejandría y de Jerusalén. Los Patriarcas Católicos de Oriente que estuvieron en Roma, con ocasión de la misa de inauguración del Pontificado del Papa Francisco, se reunieron un día antes, el 18 de marzo, en Santa María in Cosmedin. Publicamos aquí el llamamiento que hicieron al final de su reunión.
Con motivo de la ceremonia de inauguración del pontificado de Su Santidad, el nuevo Papa Francisco, en Roma, Sus Beatitudes los Patriarcas Católicos Orientales:
Nerses Bedros XIX: Catholicós-patriarca de Cilicia de los armenios católicos
Gregorios III: Patriarca de Antioquía y Todo el Oriente, de Alejandría y de Jerusalén de la Iglesia Greco–Católica Melquita
Mar Ignatius Ephrem Joseph III Younan: Patriarca de Antioquía de la Iglesia Católica Siria
Cardenal Béchara Boutros Rai: Patriarca de Antioquía y Todo Oriente de la Iglesia Maronita
Louis Raphael I Sako: Patriarca de la Iglesia Católica Caldea
Mons. Ibrahim Isaac: Patriarca de la Iglesia Copto–católica
Mons. Fouad Twal: Patriarca de Jerusalén de la Iglesia Católica Romana, quien se disculpó por su ausencia.
Se reunieron en la Basílica de Santa Maria in Cosmedin.
Presentaron en nombre de ellos mismos y en nombre de los Santos Sínodos de sus Iglesias, sus felicitaciones a Su Santidad el Papa Francisco, con motivo de su elección y la inauguración de su pontificado como sucesor de Pedro, el Obispo de la Iglesia de Roma, predicador de la caridad. Ofrecieron sus oraciones por Su Santidad, para que sea capaz de relevar los desafíos que enfrenta la Iglesia en el mundo y el Oriente Medio en particular, donde la vida de los cristianos corre peligro y se amenaza su futuro. Y donde los cristianos necesitan de la solidaridad, de la ayuda y la oración. También afirmaron su comunión eclesial con Su Santidad, para que la Iglesia pueda respirar con sus dos pulmones, Oriente y Occidente. Felicitaron al Santo Padre por haber elegido el nombre Francisco, por ser un papa para los pobres, por la paz y la fraternidad universal, y le auguraron un ministerio pontificio ejemplar en su servicio, que le permita satisfacer los deseos del Señor, lo que lleva en su corazón.
Después, hablaron sobre las situaciones alarmantes en sus países; expresaron su preoucupación por los problemas y sufrimientos de sus hijos e hijas, y sus compatriotas; rezaron asimismo por la paz mundial, renovando su llamado al diálogo y a la reconciliación como la única salida de la crisis actual.
Reiteraron su rechazo a la violencia y la muerte y exhortaron energicamente la búsqueda de una solución a los conflictos, a través de negociaciones serias, pacíficas y justas que lleven a un acuerdo duradero. Condenaron todos los actos de secuestro, tortura, asesinato y grafitis en los lugares santos o agresiones contra personalidades conocidas.
Igualmente, expresaron su solidaridad con los refugiados y las personas desplazadas en la región (especialmente en Siria), cuyo número ha aumentado de modo significativo. Ellos están trabajando y continuarán su labor junto con las organizaciones sociales y humanitarias para resolver la trágica situación. Reconocieron las razonables aspiraciones de los habitantes de sus países ante las reformas políticas, sociales y económicas, que son los elementos básicos para abrir el camino hacia la democracia y el fortalecimiento de la libertad universal y los derechos civiles.
En nombre de la ciudadanía común, conformada por musulmanes y cristianos, los Patriarcas hicieron un llamado a todos los habitantes del mundo árabe para mejorar sus condiciones de vida, enriquecer sus sociedades con valores espirituales y humanos, preservar el diálogo de las religiones que ha perdurado a lo largo de la historia, construir un futuro mejor donde los jóvenes puedan realizar sus aspiraciones y esperanzas.
Al acercarse la gloriosa Pascua, los Patriarcas hacen llegar a todos los fieles el siguiente mensaje: "¡Ustedes tienen que vivir la resurrección!”. Y dicen al mundo arabe: ¡Ustedes también tienen que vivir la resurrección!. Ellos esperan que la paz de la Resurrección del Señor Dios y Salvador Jesucristo pueda colmar el mundo árabe y todos los ciudadanos, cristianos y musulmanes, de modo que se pueda decir, "así como hemos caminado juntos el camino de la cruz y el sufrimiento, así caminaremos juntos por el camino de la resurrección dichosa”.
(Traducción del francés por Aleteia)