Una “auténtica marea humana” según los medios de comunicación franceses, recorrió el centro de París
El país más laico de Europa, Francia, rechaza en la calle el matrimonio entre personas del mismo sexo, o como le llama el lobby gay “Mariage pour tous”. La manifestación del domingo, con centenares de miles de personas en las calles de París, no pudo celebrarse en los Campos Elíseos por disposición del gobierno de François Hollande y de su ministro del interior, Manuel Valls. Tuvieron que celebrarla al otro lado, entre el Arco de Triunfo y La Défense.
Las manifestaciones en contra a los matrimonios entre personas del mismo sexo y la posibilidad de adopción se les llama en Francia “Manif pour tous”, que desde noviembre del año pasado se han celebrado tres, y cada vez más numerosas, frente a las manifestaciones a favor de matrimonios gays. Un pequeño grupo de manifestantes protestó y no faltaron cargas y gases lacrimógenos cuando querían alcanzar los Campos Elíseos.
En cuanto al número de participantes, dado que el recorrido no permitía un rápido cálculo de los presentes, la policía francesa, tras rectificar la primera cifra, dio la de 300.000 manifestantes, mientras que para los organizadores eran 1.400.000. Todos esperaban que en esta manifestación no participarían más de 100.000 personas y así lo había calculado el gobierno, pero fue una “auténtica marea humana” según los medios de comunicación franceses. Los organizadores afirman que se trata de una “revolución social”, y así lo afirma la líder del movimiento Frigide Barjot.
El nombre de Frigide Barjot no es el nombre auténtico de la líder, la cual se llama realmente Virgine Merle, de 50 años, pero usa este apodo porque se parece al nombre de la famosa estrella de cine Brigitte Bardot. Es una conocida humorista y cronista de la televisión en Francia. Aunque es de religión católica, no representa al movimiento católico en Francia, país en el que históricamente los movimientos de tipo religioso han provocado graves problemas de convivencia. Recordemos a Enrique IV que fue Rey de Navarra, era protestante (hugonote), que se convirtió al catolicismo antes de ser proclamado Rey de Francia, y que pronunció la famosa frase: “París bien vale una misa”.
La anterior manifestación contra los matrimonios y adopciones gays del día 13 del mes de enero contó con 340.000 manifestantes según la policía y 800.000 según los organizadores. La cifra definitiva del domingo se dará a conocer cuando hayan sido hechos los cálculos de la superficie ocupada por los manifestantes, las vistas aéreas y otros instrumentos para la medición. Las dos manifestaciones a favor de los matrimonios gays “Mariage pour tous” tuvieron, según cifras oficiales, 60.000 y 120.000 manifestantes. En la última manifestación de enero, el lobby gay puso toda la carne en el asador y salieron todos y todas las artistas y personajes famosos pidiendo el matrimonio entre personas del mismo sexo, cifras claramente interiores (casi un tercio) al número de manifestantes contra los matrimonios gays.
La líder de “Manif pour tous”, Frigide Barjot, ha protestado contra el gobierno francés por el lugar de la manifestación e impedir el uso de los Campos Elíseos, así como la violencia utilizada por la policía, en una manifestación eminentemente familiar, donde había padres e hijos. Barjot ha pedido al presidente François Hollande que retire del Senado el proyecto de ley sobre matrimonios entre personas del mismo sexo y su posibilidad de adopción de niños, antes del jueves, día en que el presidente francés –que está en sus horas más bajas de popularidad, más bajas que Nicolas Sarkozy en sus peores momentos—deberá aparece en un discurso ante la televisión. En caso contrario, organizará otra manifestación, y después otra y otra.
El lobby gay se ha encontrado con un hueso duro en Francia, y no por temas religiosos, pues no son las confesiones religiosas las que lideran el movimiento, sino la sociedad civil, aunque las organizaciones religiosas (católicos, confesiones cristianas, musulmanes y judíos, entre otras) apoyen el movimiento. Francia es un Estado laico, quiere decir que no reconoce a ninguna religión, ni el papel que la religión hace en la sociedad en cuanto tal religión.
El hueso duro del lobby gay es haber llamado “matrimonio” a una unión entre personas del mismo sexo y querer adoptar niños: ha sido como un “trágala” contra quienes entienden el matrimonio como el formado entre un hombre y una mujer, heterosexuales, y por lo tanto con capacidad para procrear, y reivindican que los niños deben tener un padre y una madre. Esto podía leerse en la manifestación del domingo: “un hombre + una mujer = un hijo”.
El proyecto de ley sobre matrimonios homosexuales y la adopción de hijos por parte de estos fue aprobado ya por los diputados y a partir del 4 de abril entrará en discusión en el Senado, donde la votación no aparece decidida, y por eso los organizadores de “Manif pour tous” piden al presidente francés Hollande que retire el proyecto, y que “no se haga el autista” decían los manifestantes el domingo en el Arco de Triunfo de París. En el Senado francés la izquierda tiene una mayoría de solo seis votos de diferencia, contando con los votos de los comunistas, por lo que cualquier pronunciamiento en contra de algún senador del grupo socialista, podía dar al traste con el proyecto de ley. El partido socialista no se ha manifestado, en cuanto tal, compacto en este tema.
En caso de que el Senado o Cámara Alta, apruebe el proyecto, la oposición ha anunciado presentar el proyecto al Consejo Constitucional, o Tribunal Constitucional, porque consideran que existe una discriminación entre niños criados por un padre y una madre heterosexuales y los criados por parejas homosexuales. También ha sido anunciado un recurso al Tribunal Europeo de los Derechos del Hombre.
No ha faltado, por parte de la derecha política francesa, que está en la oposición, querer instrumentalizar esta manifestación en beneficio propio, pero esta no fue organizada por la UMP ni por partido alguno, sino por la sociedad civil.