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Cardenal Hummes: no creo las acusaciones contra el papa Francisco

cardenal claudio hummes

AFP PHOTO / Yasuyoshi CHIBA

El cardenal brasileño Cláudio Hummes, arzobispo emérito de São Paulo

Aleteia Team - publicado el 19/03/13

“Tengo la certeza de que todo eso es un gran error, si no una falsificación”

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Señalado como el cardenal brasileño más cercano al nuevo papa, el arzobispo emérito de São Paulo Claudio Hummes, 78 años, asegura que conociendo qué tipo de persona es, Jorge Bergoglio colaborara en algún momento con  la dictadura militar argentina.

“No conozco los detalles, pero conociendo a la persona, no puedo creer eso. Es un hombre extremamente de los pobres, de los derechos de la gente, de los más sencillos, de los más oprimidos, de los más humillados, es un ejemplo de defensa, de estar junto a los pobres…. Es inimaginable. Tengo la certeza de que todo eso es un gran error, si no una falsificación”.

En la segunda parte de una larga entrevista concedida al diario brasileño Folha, el cardenal habla sobre la reforma de la Curia Romana, sobre los retos del nuevo Papa y sobre la JMJ de Río de Janeiro. La primera parte de la entrevista fue publicada por Aleteia aquí: http://www.aleteia.org/es/politica/entrevistas/cardenal-hummes-papa-francisco-reformara-la-curia-romana-581001.

Folha: Dicen que al papa Francisco no le gusta venir a Roma, que su formación se hizo lejos de aquí. ¿Esto ha contribuido a su elección?

No sé si contribuyó a su elección, pero contribuye ahora, que él es papa, a ser más independiente, a tener una visión más objetiva. Es muy diferente ver un partido desde la grada y ver un partido jugando al fútbol. Él no juega al fútbol. Ciertamente, ayudará.

Pero él también tiene que escuchar a las personas que juegan, porque es importante escuchar del jugador cómo vive él el juego, y cuáles son las necesidades dentro del modo de jugar.

Continuando la metáfora, usted jugó aquí durante cuatro años y ya fue convocado por él. ¿En su opinión qué necesita hacerse?

Si un día me preguntaran sobre ello… Claro, todos ya hablamos sobre eso en las congregaciones generales [reuniones pre-conclave], en que él estaba presente. Y estamos disponibles siempre para ayudar y tenemos que ayudar. Los cardenales son el consejo que debe ayudar al papa.

Hay crónicas en la prensa argentina sobre la implicación – por omisión o por colaboración – del papa Francisco con la dictadura militar. ¿Puede hablarnos sobre eso?

Ciertamente, esto no es real. Puede ser que alguien se equivocara en ciertos discernimientos, pero conociendo toda su persona… No conozco los detalles, pero conociendo a la persona, no puedo creer eso. Es un hombre extremamente de los pobres, de los derechos de la gente, de los más sencillos, de los más oprimidos, de los más humillados, es un ejemplo de defensa, de estar junto a los pobres…. Es inimaginable. Tengo la certeza de que todo eso es un gran error, si no una falsificación.

La iglesia en Brasil, incluyéndole a usted, tuvo un papel muy importante en la defensa de los derechos humanos durante la dictadura. ¿Cómo se dio eso en Argentina, dejando de lado al papa Francisco?

Las iglesias en el mundo tuvieron sus propias opiniones y su propio modo de ser. No me siento autorizado para hacer un juicio sobre la iglesia en este o aquel país.

Se habla mucho de que la herencia de la Teología de la Liberación para la Iglesia en América Latina es el discurso en favor dos pobres. En el caso del papa Francisco, ¿qué relación tiene con ese movimiento?

Basta mirar cómo él fue arzobispo en Buenos Aires y el documento de Aparecida, que lo dice todo. Él está en esa línea, ciertamente. Si la gente quiere descubrir cuál es su línea de pastoral social, de relación con los pobres, lo encontramos allí, sí.

La Teología de la Liberación fue una fase histórica que, obviamente, tiene esa cuestión de la conciencia que tenemos de los pobres y de la necesidad de ser solidarios y constructores de la justicia social. Todo eso también lo reforzó la Teología de la Liberación.

Creo que hoy, si la gente quiere ver cómo las personas se relacionan con ese pasado, es preciso mirar los documentos de hoy. Si no, uno se empieza a volver al pasado, que ya no es una respuesta para hoy. El mundo ha cambiado, y las respuestas son diferentes.

El primer viaje del papa debe ser a Brasil, donde la Iglesia enfrenta desafíos muy grandes, como la fuga de los jóvenes y el avance de las iglesias neopentecostales. ¿Usted tiene una idea de lo que el Papa pretende orientar sobre el futuro de la Iglesia en el país?

Aún no ha trascendido nada sobre los mensajes que traerá, pero la gente sabe, está segura de que hablará, en primer lugar, de la importancia de los jóvenes, de que debemos estar de su lado, debemos ser comprensivos. Él quiere que la Iglesia sea comprensiva, misericordiosa, sepa caminar con ellos, y sabemos que éste es un camino que se tiene que hacer, no se puede exigir a alguien que mañana ya sea un perfecto cristiano. Es un camino, un proceso.

Es dar la seguridad a los jóvenes de que la Iglesia los entiende y quiere acompañarlos y también quiere mostrar la luz. Quiere decir: "Prestad atención, existe, sí, un sentido para la vida, existe alguien por el cual vale la pena vivir y dar la vida. Hay alguien, que es Jesucristo, y él es una luz que deberíais seguir seguir." Es esto, no dejar de mostrar el camino pero, al mismo tiempo, ser comprensivo con el lugar en que aún está el joven en ese camino.

Y después, la nueva evangelización ciertamente será otro de sus temas fuertes.

Desde el Concilio Vaticano II, hay un gran esfuerzo hacia el diálogo interreligioso, principalmente con las religiones más antiguas. En el caso de América Latina, ¿como es el diálogo en este momento entre la Iglesia y el neopentecostalismo, que no para de crecer?

El diálogo ecuménico con las otras iglesias cristianas no católicas existe de forma muy fuerte, sobre todo a partir del Concilio Vaticano II. Con las grandes iglesias: ortodoxa, oriental, las iglesias protestantes de origen luterano, calvinistas, que son iglesias históricas. También con el judaísmo, hay u gran diálogo. Y también con el islamismo, pero ese es otro sector porque, para ellos, Jesucristo no es como para nosotros los cristianos. Este diálogo es lento, pero se va caminando.

Con las iglesias neopentecostales, donde existe mucho una teología de la prosperidad, se pone mucho acento en el exorcismo, en el diezmo y cosas así, son diferentes de las iglesias pentecostales. Pero una con la otra son muy semejantes. Con ellas es más difícil, porque muchas simplemente no aceptan el diálogo, aunque nosotros quisiéramos dialogar. Porque no aceptan pensar en una unidad un día. Y muchas veces son agresivamente anticatólicas, entonces es muy complicado.

Usted ya es emérito, pero ¿estará en el Vaticano en alguna función?

No, no, yo me quedo aquí hasta el día 22, quiero participar de la ceremonia pública religiosa y en una reunión el día 21. Y luego vuelvo a mis tareas.

Hay crónicas en la prensa italiana de que usted contribuyó durante el conclave para elegir al papa Francisco. ¿Lo confirma?

De todo lo que sucede dentro del conclave, yo no puedo hablar.

Volviendo a su trabajo en la Curia, de 2006 a 2010, en la Congregación para el Clero, hay una entrevista en la que usted hablaba de que el celibato era una  cuestión disciplinar y que, por ello, estaba abierta a la discusión. Usted sufrió una reprimenda cuando llegó al Vaticano. ¿Es la hora en que cuestiones como el celibato y la ordenación de mujeres sean menos ortodoxas?

Los de reprimenda, es usted quien lo está diciendo. Yo sólo digo que todas esas cuestiones, todos esos desafíos hoy, grandes cuestiones que están abiertas, la Iglesia no se cierra a discutir lo que sea necesario ser discutido, ser profundizado. Y eso significa una Iglesia capaz de dialogar, capaz de ver, capaz de profundizar, discutir y encontrar caminos. Es lo que él va a hacer, ciertamente.

Y este Papa es muy abierto a escuchar. Él mismo dijo que quería escuchar al mundo, y no sólo a los cardenales y obispos.

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