“Un par de manos seguras”: Cardenal Angelo Bagnasco

Es inevitable que los candidatos italianos para el papado estén envueltos en  confusiones internas e intrigas de la Iglesia italiana. Como el Cardenal Angelo Bagnasco, que es un ejemplo perfecto.

Nacido en la ciudad de Pontevico y criado en Génova, Angelo Bagnasco, comenzó a servir en el altar como monaguillo a la edad de seis años. Cuando estaba en la escuela primaria sintió el llamado al sacerdocio. Después de la secundaria, se graduó en Filosofía en la Universidad de Génova y llegó a ser profesor de metafísica y ateísmo moderno. Se desempeñó como capellán de estudiantes y exploradores. En 1998, fue nombrado obispo de Pesaro, y después fue promovido a arzobispo de Génova en 2006. Un año más tarde, fue ascendido a cardenal.

Posteriormente, el Cardenal Bagnasco fue designado Presidente de la Conferencia Episcopal italiana por el Papa Benedicto XVI. John Allen, especializado en el Vaticano, corresponsal del National Catholic Reporter, explica que él era un candidato de compromiso entre los moderados y los conservadores, y el poder establecido en la Iglesia italiana: el cardenal Camillo Ruini y el creciente poder, Tarcisio Bertone, quien se desempeñó como Secretario de Estado durante el pontificado de Benedicto XVI (la segunda posición más poderosa en el Vaticano, después del mismo Papa). De acuerdo a Allen, Bagnasco obtuvo el trabajo como líder de la Conferencia Episcopal Italiana, porque las autoridades pensaban que no haría mucho con ella y estaría en manos seguras.

Los no-italianos – que podrían ver todos los poderes políticos de la Iglesia italiana, más de cerca, como si se mirara a las familias enfrentadas de los mafiosos – querrán evitar las intrigas de la clerecía italiana y se preguntarán qué clase de hombre es Bagnasco.

Es alguien inteligente y elocuente, un conservador que tiene también un estilo pastoral, conciliatorio y consultivo. Al mismo tiempo, ha demostrado ser un  líder fuerte con agallas. Ha liderado la oposición de la Iglesia italiana respecto al “matrimonio” entre las personas del mismo sexo, generando controversia al comparar la homosexualidad con el incesto y la pedofilia. John Allen informa que durante la tormenta de quejas, Bagnasco recibió en su despacho un sobre anónimo que contenía una bala y una imagen del Cardenal con una esvástica tallada en él.

¿Cómo sería un papado Bagnasco? Invariablemente, este haría regresar el centro de la Iglesia a Italia. Bagnasco habla varios idiomas, pero no tiene mucha experiencia con la Iglesia mundial. Es un buen operador político y sería capaz de manejar el delicado trabajo de reformar la Curia y negociar con la política italiana, pero uno se pregunta si él tiene la experiencia y la habilidad como para moverse más allá de la Iglesia italiana.

Un papado Bagnasco sería un aparato eficiente y brillante, pero no hay nada que resplandezca, que emocione e inspire – parece una figura institucionalista – capaz y confiable, pero no dinámico y carismático. Si Juan Pablo II fue un actor, un poeta, un filósofo y un discípulo apasionado, Bagnasco sería un servidor público, un par de manos seguras, y un pastor fiable. Si Benedicto XVI fue amable, conocedor de libros, erudito y pastor, Bagnasco sería más un establecimiento intelectual – un administrador, un operador político y moderador.

¿Es esto lo que la Iglesia necesita ahora? Los cardenales tendrán que tomar una decisión sobre esta cuestión crucial cuando se dirijan hacia el cónclave. ¿La Iglesia necesita un par de manos seguras como el cardenal Bagnasco, o alguien que sea capaz de voltear la mesa en el templo, barrer la Iglesia y el mundo con un torbellino y el fuego del Espíritu Santo?

Fr. Dwight Longenecker es párroco en Nuestra Señora del Rosario de Greenville, Carolina del Sur.