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Benedicto XVI, el Vaticano y China

Benedicto y el cardenal Zen

© KATARZYNA ARTYMIAK/CPP

Benedicto XVI saluda al cardenal Joseph Zen

Aleteia Team - publicado el 04/03/13

Cardenal Zen: "La gran apertura del Papa considerada un fracaso por el Vaticano y Pekín"

Ofrecemos a nuestros lectores la versión española de un balance sobre el legado de Benedicto XVI y su apertura hacia China, con sus luces y sombras, realizado por el cardenal Joseph Zen, que fue obispo de Hong Kong, para la agencia italiana Asianews.

Benedicto XVI ha dado bastante importancia a China y a su Iglesia. Pero el gobierno de Pekín reivindica a pesar de ello el máximo poder sobre los fieles y los obispos. Los dicasterios del Vaticano, debido al problema permanente del compromiso, no han podido apoyar suficientemente la línea del Papa, llena de coraje, de verdad y apertura.  El partido está al borde del colapso debido a la corrupción generalizada. La Iglesia de China sobrevive gracias a los muchos fieles dispuestos a aceptar el sufrimiento porque no quieren abandonar la fe. El próximo Papa tendrá que partir desde la Carta del Papa Benedicto XVI a los católicos chinos.

"Benedicto XVI es un gran Papa, un hombre amante de la verdad. Para él, Dios es la Verdad, y el hombre no puede vivir sin la verdad.  Lamentablemente, aún hoy en día, la verdad no está "de moda" y lo que domina realmente es lo que Benedicto XVI ha llamado "la dictadura del relativismo". Pero él siempre ha llevado el timón para mantener la dirección de acuerdo a la verdad.  Es esta su contribución a la cultura mundial, y también a China.  Es necesario mencionar que este Papa ha hecho por China lo que no ha hecho por ningún otro país:  a ninguna otra iglesia en particular, él le ha escrito una carta específica,  a ningún otro país se le ha dedicado una comisión especial compuesto por treinta miembros, resultado de los dos dicasterios más importantes de la Santa Sede. Le tenemos que agradecer bastante.

Lamentablemente, tengo que añadir que casi siempre ha sido una voz solitaria gritando en el desierto.  Yo lo dije y lo repito:  su trabajo fue arruinado por otros cercanos a él, que no siguen su línea. No estoy aquí para juzgar las conciencias: es probable que estos consejeros hayan pensado que él no estaba lo suficientemente informado de la situación, que él no era capaz de seguir una buena estrategia.  Quienes sean, no han respetado las líneas directrices que Benedicto XVI había definido de manera clara para la Iglesia en China.

Cuando digo "quienes" me refiero a los responsables del Vaticano,  y también a las personas externas que, sin el apoyo de la Santa Sede, no habría hecho tanto daño. Una situación muy desagradable, incluso si esta  revela otro aspecto de la personalidad de Benedicto XVI: cuando se trata de la verdad, él se muestra absolutamente inquebrantable, algo muy respetado por todas las personas cercanas a él, alguien – quizás demasiado – educado, un hombre gentil que no utiliza jamás la fuerza.

Esto no es una debilidad, es al revés, una de sus grandes virtudes: la gentiliza, el respeto, la compasión, todo lo contrario de la imagen que a menudo se hace de él ("conservador", "panzer", "inquisidor", etc) ..

A veces, a mí también en mi impaciencia, me parecía muy deferente. En los últimos años, insistí mucho en este punto, porque la gente en China identifica inmediatamente la Santa Sede con el Papa, pero hay que decir que mucho de lo que se ha hecho en China no se puede imputar siempre al Santo Padre.

El Vaticano y el compromiso a cualquier precio
¿Qué influencia tuvo la Carta y la Comisión sobre la Iglesia en China?


La carta es  de gran importancia incluso hoy en día: en primer lugar, se trata de un documento, por ello destinado a permanecer, y al cual podremos referirnos más tarde. Espero que el nuevo Papa comience a partir de esta carta. Esta fue redactada por Benedicto XVI, con la participación de muchas personas. Ha demostrado su claridad en la verdad, y también su benevolencia y gentileza. Hay un equilibrio perfecto entre sencillez y franqueza. Este equilibrio fue  interrumpido por  la manipulación en la traducción china y una interpretación tendenciosa.

En cuanto a la Comisión, creo que hemos dejado pasar una gran oportunidad. ¿Cómo es posible que una asamblea de 30 personas, durante una reunión plenaria anual de tres días, haya sido obstaculada? Es necesario un examen de conciencia si queremos realmente entender por qué este organismo  no funciona … esto significa que algo no funciona en la Santa Sede.

Es necesario un meticuloso estudio para lograr que esta comisión funcione eficazmente. Claro que esta es de carácter consultativa por naturaleza  y el Papa tiene la última palabra, pero la comisión debe entonces aplicar la decisión! A veces he tenido la impresión de que los jefes del servicio aconsejan al Papa sobre la política a seguir y las medidas a tomar, sobrepasando así la preciosa opinión,  a veces unánime, de la comisión.

Creo que, desde el principio, ha sido errónea la estrategia que se ha seguido: la estrategia del compromiso a cualquier precio con Pequín.

Una vez, me encontré cara a cara con el Santo Padre, le dije que él estaba siguiendo la vía del compromiso hasta el final.  Él me reprendió: "Bueno, tal vez no hasta el final, es una cuestión de grados". A veces,  podríamos decir que él iba  demasiado lejos y cedía bajo la presión pensando que esta era la única manera de que sobreviva la Iglesia en China. De este modo, en lugar de fomentar una actitud de firmeza, se alentaba al compromiso. Claro que los obispos en China se enfrentan a una pared y se encuentran bajo fuertes presiones, pero nosotros que podemos hablar libremente, debemos decir la verdad, animando a  los testigos de la fe.

El mismo Papa frente a los acontecimientos en China, siempre pidió "coraje".  En cambio,  su entorno hablaba de "compasión",  de "comprensión", de "paciencia", yendo más lejos y cediendo  terreno más allá de los límites  aceptables, contra el consenso de la mayoría de la comisión.

La compasión es necesaria, pero el respeto a la verdad y a la doctrina de la fe católica también lo es. En cuanto a la verdad, podemos fundar nuestras conclusiones en base a las informaciones que hemos recibido de numerosos fieles y  sacerdotes de China, la pars potior la mejor parte de la Iglesia en China, que no pertenece a la franja radical ni a la liberal . Los fieles, que mantuvieron el sentido de la Iglesia – no sólo  los fieles de la Iglesia clandestina, sino también los de la Iglesia oficial – sufren profundamente esta actitud de compromiso. Sería interesante traducir todas las quejas de los cristianos chinos publicándolas en Internet, un pueblo que se indigna de las ambigüedades que priman sobre los obispos y los oportunistas.

Nos enfrentamos a un enemigo perjudicial no sólo para la Iglesia, sino también para China, nuestra patria. Existen representantes del gobierno y personalidades eclesiásticas que persiguen sus propios intereses de manera indecente, esclavizando a los obispos de la Iglesia oficial bajo presiones enormes, intimidándolos, obligándolos a participar en  consagraciones ilícitas  de obispos, estableciendo alianzas con los peores elementos. Tengo la sospecha de que si un día, los máximos dirigentes de China deciden mirar de cerca  el trabajo de sus representantes, descubrirán los horrores y las atrocidades, difícil de ignorar.

Los testigos son más fuertes que los oportunista
¿Qué esperanza hay para la Iglesia en China?


Hace unos días, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Hong Lei, dio un "consejo" al futuro Papa, algo como que  el Vaticano "no debería interferir en los asuntos internos de China" y debería romper sus relaciones con Taiwán. Para mí, la Santa Sede debe ignorar los clichés y eslóganes que China lanza desde hace  décadas. Esconderse detrás de estas afirmaciones es una vergüenza, ya que los propios dirigentes chinos son los principales responsables de la destrucción del diálogo y la confianza. No sólo en el pasado,  sino también recientemente. Casi siempre tienen ellos la última palabra, y cuando la Santa Sede no puede cumplir con los nuevos compromisos, pasan a la intimidación. Es tiempo de que los líderes chinos muestren  un mínimo de sinceridad.  Desgraciadamente, aún hoy, hay gente  que alberga ilusiones, diciendo que tal vez, con los nuevos líderes – que asumirán el poder en marzo – habrán nuevas oportunidades.

Por supuesto, hay que tener un poco de optimismo. Y cuando,  como hoy en día, los nuevos líderes se preparan para tomar las riendas, es necesario darles una oportunidad, pero también tenemos que ser realistas y  denunciar a los dirigentes esta situación que es horrible realmente.

En cuanto a mí, cuanto más veo al nuevo líder, Xi Jinping, más pierdo la esperanza. Durante su visita a Guangdong en el sur, dijo que era necesario evitar lo que pasó en Rusia: dando incluso un poco, ustedes corren riesgo de perder el poder que ya han ganado. Esto significa que él piensa siempre en términos de dictadura del partido. En cambio, en Pekín, reprendió a sus colaboradores más cercanos, advirtiéndoles que si ellos no eran honestos y no cambian, y no rechazaban la corrupción, podían perder el poder. Esto significa que él está atormentado por la perpetuación del dominio del partido en el poder. En mi opinión, esto es imposible: el partido está tan corrupto hoy en día, que sin la participación del pueblo, él no podrá purificarlo.  Sin un mínimo de democracia, es imposible que el partido se cure.

Sucede lo mismo en la Iglesia oficial, de manera particular entre sus dirigentes. Pero yo confío mucho en el pueblo y los sacerdotes: que por más que estén desorientados- bajo la dirección de los obispos, indignos de ser llamados como tal- están dispuestos a sufrir, a ir a la cárcel por la fe y continuar evangelizando . Para mí, son ellos los que conservan la fe en China.

Hay sacerdotes que son detenidos, interrogados, golpeados, torturados, encarcelados durante días, pero que no renuncian a su fe y a su amor por el Santo Padre. Son muchos los sacerdotes que no aceptan las ordenaciones ilegales. Tenemos el caso de Monseñor Ma Daqin, obispo auxiliar de Shanghai, que después de haber abandonado la Asociación Patriótica fue puesto bajo arresto domiciliario. Por desgracia, incluso en su caso, la Santa Sede ha sido demasiado cautelosa,  no ha presionado lo suficiente para apoyar esta elección, y ha optado por una política de prudencia y moderación.

Hemos perdido la oportunidad de ayudar a otros obispos en China: y mientras se priva de su libertad a Monseñor Ma, estos -los dirigentes de la llamada Conferencia de Obispos chinos – se llevan en sus coches azules las regalías del partido, comiendo y bebiendo en las fiestas, y a cambio de su obediencia al partido, toman acciones contra el Papa.

La Comisión de obispos que condenó a Ma Daqin estuvo presidida por el Director de la Administración Social de la Oficina de Asuntos Religiosos, Wang Zuoan. El mismo hombre que tiene miedo de tomar decisiones y prefiere esconderse detrás de la iglesia y los obispos, utilizándolos como marionetas. De hecho, y esto es algo que causa dolor, es que, a través de él, un partido ateo maneja la vida de la Iglesia y de todas las religiones.

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