El testamento de Benedicto XVI en un “tuit”

Este miércoles Benedicto XVI ha sintetizado en poco más de cien carácteres de un tuit su testamento espiritual: “Quisiera que cada uno de vosotros experimentara la alegría de ser cristiano, de sentirse amado por Dios, que nos ha enviado a su Hijo”, ha escrito el Papa.

Constituye, en cierto sentido, el último deseo que Joseph Ratzinger ha querido ofrecer a sus casi tres millones de “seguidores” en diferentes idiomas (incluido el latín) en la red de microblogging, con quienes ha sido fiel hasta el último momento de su pontificado.

El mensaje sintetiza una de las prioridades de sus casi ocho años de pontificado y de su vida como teólogo: mostrar que la fe no quita nada, no es una represión, sino que da una nueva dimensión y una apertura insospechada a la felicidad.

Así lo ha explicado él mismo en su última audiencia: “Quisiera que cada uno se sintiera amado por ese Dios que ha entregado su hijo por nosotros y que nos ha mostrado su amor sin fronteras. Quisiera que cada uno sintiera la alegría de ser cristiano”.

La cuenta Twitter del Papa, @Pontifex_es, en español (@Pontifex en inglés), fue presentada en el Vaticano el 3 de diciembre de 2012. Desde entonces ha desarrollado un auténtico magisterio pontificio en 38 “tuits” de menos de 140 carácteres.

En ocasiones el Papa ha ofrecido confidencias, como en la noche de Navidad, en la que recordó, en respuesta a un “tuitero”, cómo hacía el Nacimiento cuando era niño en su casa.

A veces sus mensajes han sido un saludo de feliz año o una petición de oración por un país en dificultad, como por ejemplo Siria o Nigeria. Casi siempre, los “tuits” han servido para compartir los pensamientos más importantes para su corazón de obispo de Roma.

Este tuit del 16 de enero habla de la fuerza que puede tener un micro-mensaje: “Si amamos a nuestro prójimo, descubriremos el rostro de Cristo en el pobre, en el débil, en el enfermo y en el que sufre”.

¿Qué pasará ahora con la cuenta @Pontifex? La cuenta "permanecerá suspendida durante todo el período de Sede Vacante”, es decir, desde la renuncia de Benedicto XVI, el 28 de febrero, hasta la elección del nuevo Papa, según ha aclarado monseñor Paul Tighe, secretario del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales.

El próximo Papa, ha añadido el sacerdote irlandés, “hará de la cuenta el uso que considere oportuno”.