El segundo Papa en la historia en realizar un gesto tan dramáticoQuien ha visto de cerca a Benedicto en estos últimos meses puede comprender las palabras con las que ha anunciado la decisión de presentar su renuncia al ministerio como obispo de Roma.
Sus ojos brillaban con las misma lucidez, pero sus espaldas mostraban el peso de sus más de 85 años. Su paso se ha hecho más lento, frágil, y necesita ayuda cuando el trayecto es más largo. El fardo del gobierno de la Iglesia, que carga desde hace casi ocho años como sucesor de Pedro, se ha hecho más pesado que nunca.
El hermano del Papa, monseñor Georg Ratzinger, de 89 años, ha explicado a la agencia alemana DPA desde Ratisbona: “La edad le pesa”. Y añadía: “A esta edad mi hermano quiere más descanso”.
El sacerdote ha revelado que los doctores habían pedido al Papa que ya no emprendiera viajes trasatlánticos a causa de sus dificultades para caminar. En este año, por ejemplo, debía haber presidido en julio la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro.
En el encuentro con los periodistas sobre la renuncia de Benedicto XVI, el padre Federico Lombardi, director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha explicado este lunes que el Papa “ha examinado repetidamente su conciencia ante Dios”.
“Y ha llegado a la certeza de que sus fuerzas a causa de la edad avanzada ya no son las más adecuadas para ejercer de manera adecuada el ministerio petrino”, añadía el sacerdote jesuita.
Aunque la noticia ha sido una sorpresa para los periodistas, el Papa pensaba en esta decisión desde hace tiempo. Su hermano mayor ha revelado que estaba reflexionando “desde hace meses”.
El comentario de Luis Badilla, periodista con un papel decisivo en Radio Vaticano, sirve para comprender cómo ha sido percibida la noticia en el Vaticano.
“Después del anuncio de las dimisiones de Benedicto XVI nos tenemos que acostumbrar a utilizar por primera vez desde hace muchos siglos la expresión ‘ex Papa’, aunque formalmente será ‘obispo emérito de Roma’ –sigue diciendo el periodista y colaborador de la Santa Sede–. Es algo extraño y embarazoso, pero tenemos que acostumbrarnos a experimentar su presencia cercana a toda la Iglesia y obviamente al nuevo pontífice”.
“Benedicto XVI se va, pero no nos deja –añade Badilla, que es el coordinador del blog Il Sismografo (http://ilsismografo.blogspot.it)–. Seguirá acompañando a la Iglesia con la oración y con e silencio, siendo ciertamente de gran ayuda y apoyo para los católicos de todo el mundo”.
“Es sorprendente y triste recibir la noticia de las dimisiones del Papa Benedicto XVI, pero al mismo tiempo es consolador y alentador saber que siempre estará cerca de una manera silenciosa y discreta, humilde y gentil, a todas las iglesias locales y a la sede de Pedro”, añade.
“Benedicto XVI se va de puntillas, como había aceptado el ministerio supremo de la Iglesia, la misión de sucesor de Pedro –concluye–. De sus casi ocho años de pontificado quedará mucho, muchísimo, y no serán sólo sus espléndidas homilías o catequesis, sino también sus libros, su producción teológica y eclesial, sus gestos y sus viajes. Son documentos y actas que servirán a muchos para revisar análisis y comentarios apresurados y llenos de prejuicios y superficialidad. Ya hemos escuchado en estas horas algunos cambios de opinión. La Iglesia de las próximas décadas no podrá prescindir de sus enseñanzas, y por este motivo Benedicto XVI, como ‘obispo emérito de Roma’ sigue con nosotros”.
En este sentido, es significativo que Benedicto XVI haya decidido continuar su vida en el monasterio de las religiosas de clausura del Vaticano. Una decisión que habla más que mil palabras.