Una vida digna de ser contada
Werenfried van Straaten, monje premonstratense holandés más conocido por su seudónimo de «padre Tocino», fundó Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Con la sencillez de un santo, este monje de enorme estatura cuenta en pocas pinceladas la aventura de su vida: la misión que comenzó en la Alemania postbélica para ayudar a los «sacerdotes de la mochila» expulsados de la zona oriental, pidiendo tocino casa por casa – de ahí su famoso apodo.
De este humilde comienzo nació una obra que hoy sostiene a la Iglesia que sufre en todo el mundo.