Palabras del obispo Munilla en su homilía en la fiesta de san Sebastián
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“La corrupción en la vida pública es uno de los principales males morales de nuestros días, y se hace necesario arbitrar medidas de estricto control que puedan devolver la confianza a los ciudadanos”, así como estar alerta para no dejar que provoquen en nuestro interior desconfianza, escepticismo y cinismo sino mantener la fe en el hombre y en Dios. Lo señaló este domingo 20 de enero el obispo de San Sebastián, monseñor José Ignacio Munilla en la homilía en la misa mayor del patrón de la ciudad española.
El prelado alertó del peligro “que el clima generado por la corrupción” provoque “una desconfianza generalizada, que nos lleve a aislarnos y ausentarnos de la vida pública y política”, o incluso a dejarnos “arrastrar por el escepticismo, e incluso por el cinismo”.
Advirtió que “de la pérdida de la fe en el hombre puede derivarse la propia pérdida de la fe en Dios”, pero aseguró que “si confiamos plenamente en Dios, entonces aprendemos a no desesperar de nadie”. Y ello, siendo “conscientes de la debilidad del ser humano; pero sin dejar de creer en su capacidad de honradez y honestidad”.
El obispo añadió una lección más de la corrupción en la vida pública: la importancia de la humildad. “Todos tenemos que realizar un profundo examen de conciencia –afirmó-: No sería justo limitarnos a hablar de la corrupción en tercera persona del plural, como si los corruptos fuesen siempre los demás: “ellos”, “los políticos”, “los ciclistas”…
Y concluyó con una pregunta: “Sinceramente, ¿somos nosotros honestos en nuestra relación con el dinero, a nuestro nivel y en nuestras circunstancias?”.
Fuente: Obispado de San Sebastián