La Cuaresma está llegando a su fin.
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Es importante recuperar el estupor frente al misterio, dejándonos envolver por la grandeza de este acontecimiento que nos muestra a Dios que recorre, como hombre, nuestros caminos, entra en el tiempo del hombre, y lo hace, no con el esplendor de un soberano, que somete al mundo con su poder, sino con la humildad de un niño; lo afirmó Benedicto XVI este 9 de enero en su segunda catequesis del año nuevo, ante varios miles de fieles y peregrinos reunidos en el Aula Pablo VI del Vaticano. Seguir leyendo.