Querido Jesús:
Soy Claudio.
He sido un desconsiderado contigo y te pido perdón.
En cada confesión te ruego que limpies mi alma como quien va con una escoba barriendo cada cuarto, sacudiendo el polvo acumulado, acomodando lo que he dejado tirado en lo más hondo de mi ser.
“Suelo dejar cosas ocultas bajo la alfombra”, no las olvides Jesús.
Me respondes con esa infinita ternura que te caracteriza: “Cada vez me cuestas más Claudio”. Y yo siempre te respondo sonriendo: “Cada vez te amo más”.
Pienso en aquél desconocido que pasó cantando cerca de mi casa una madrugada. Su voz me despertó y no pude evitar escucharlo:
“Sáname Señor Jesús, como sólo sabes Tú”.
Me asomé sorprendido por la ventana y pude verlo doblando la esquina. Era un humilde obrero camino a su trabajo. Su oración, esa bella canción que repetía, la he guardado toda mi vida y en los momentos más difíciles me atrevo a suplicarte:
“Sáname Señor Jesús, como sólo sabes Tú”.
Hace mucho perdí la vergüenza a decirte que te quiero, que eres mi mejor amigo.
Cuando escribo estas palabras me parece escucharte: “Yo también te quiero Claudio”.
No me avergüenzo de llevar en mi pecho tu cruz y en mi alma tus palabras.
He querido vivir tu Evangelio y reconozco mi pobre fe, mi pobreza de espíritu. Soy débil, inseguro. Tal vez por eso buen Jesús te busco con tanto afán y me refugio en los sagrarios que encuentro en el camino cada día. Sé que estás allí, en cada uno de ellos. Y sé que me amas.
Quisiera ser diferente, permanecer en tu presencia, vivir más hondamente tus palabras y amar, perdonar, ser misericordioso con todos, particularmente con los que me hacen daño. Abrazarlos y agradecerles porque me ayudan a descubrir que sólo soy un hombre y que sin ti no puedo nada.
Pero esto no es una novedad, ya nos lo habías advertido:
“Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo en él, da mucho fruto; porque sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15, 5).
Vivimos tiempos inmerecidos de gracia y quería agradecerte por ser mi amigo, mi mejor amigo. Lo sabes bien, nunca he tenido uno como Tú.
Gracias buen Jesús, por amarme tanto, por amarnos a todos con ese amor tierno, profundo y eterno.
………………..
Querido lector puedes escuchar y compartir con quien desees este audio blog “Te amo Jesús”, una hermosa reflexión grabada por nuestro autor.
Te invitamos a conocer la interesante página de CLAUDIO DE CASTROen la que podrás conocer sus libros. Sobre todo el que escribió para el ADVIENTO 2016.