Hace dos semanas, mi mujer y yo nos embarcamos en un nuevo proyecto familiar al que nos sentimos llamados desde hace tiempo. Ambos participamos en un espacio radiofónico incluido en el programa “El Pozo de Sicar” de Radio María España. Nuestra sección se llama “Cosas de casa” y con él pretendemos, con humildad e ilusión, poner nuestro gramito de luz en lo que se refiere a la vida de pareja y familiar.
Desde hace tiempo nos sentimos llamados por el Padre a abrir las puertas y las ventanas de nuestra “casa “ y a dejar ver a otros cómo nos va en nuestra vida matrimonial y en nuestro quehacer de padres de tres criaturas; un camino arduo, apasionante y que merece la pena ser vivido con intensidad. Han sido muchos años de acompañar a parejas jóvenes que, a la vista de su compromiso matrimonial, nos buscaban para conocer cómo es la vida de unos esposos reales, de carne y hueso y acercarse, más que a la teoría, a la práctica de una vocación ciertamente poco acompañada en la Iglesia.
Tras el último Sínodo, parece claro que los matrimonios y las familias cristianas tenemos una tarea, una misión: dar testimonio de nuestra vida conyugal, de nuestro proyecto de vida en común, y hacerlo, además, con sencillez, hondura y verdad. Muchas veces parece asustar en muchos entornos contar las cosas tal cual son y preferimos agarrarnos a encíclicas, catecismos, exhortaciones… todas muy útiles y, sin duda, fuente de sabiduría y formación; pero cojas si no se acompañan con cierta dosis de realidad, de testimonio, de “carne”.
La vida matrimonial necesita, en nuestra Iglesia, ser encarnada. Necesitamos personas concretas, con nombres y apellidos, que hablen de su vida, de sus sueños, de sus noviazgos, de sus proyectos, de sus expectativas, de sus complicaciones, de sus faltas de entendimiento, de sus dificultades en la comunicación, de su vida sexual, de la llegada de los hijos, de los problemas en su educación, de cómo se lleva el día a día si ambos trabajan, de la economía familiar, de la gestión de las respectivas familias, del compromiso cristiano de ambos cónyuges, de la vida de fe, de sus fortalezas en los momentos oscuros, de cómo solucionar las cosas cuando la solución parece diluirse, de qué aspectos cuidar para que la relación siga viva, de lo relevante de una caricia, de lo que cada uno se juega en un abrazo, en una mirada tierna, en una palabra suave…
Nosotros intentamos dar respuesta y animamos a que más lo hagan. Mostrar y dar lo que uno es y tiene no es, de ningún modo, una violación de la intimidad ni una soberbia pretensión. Es nuestra pequeñez la que ofrecemos, nuestra debilidad, nuestra ofuscación… siendo conscientes que en ello está también nuestra fuerza y en vivirlo todo con Dios en medio.
En un mundo como el de hoy, nosotros queremos gritar a los cuatro vientos que ES POSIBLE. ES POSIBLE QUERERSE PARA SIEMPRE. ES POSIBLE FORMAR UNA FAMILIA. ES POSIBLE MANTENERLA A FLOTE. ES POSIBLE NO MORIR EN EL INTENTO Y SER FELIZ. ES POSIBLE. ¿Por qué no te animas tú también? ¿Por qué no os animáis vosotros a hacer lo mismo?
Un abrazo fraterno – @scasanovam